Negociar el importe del despido con la empresa.

Este nuevo artículo publicado en Laboro está relacionado directamente con otro anterior sobre la negociación del despido con la empresa en la que trabajas. Mientras en aquel se explican los hechos básicos fundamentales que todo trabajador podría tener en cuenta en cuanto al hecho en sí mismo del despido en una negociación, en este nuevo artículo se explican los que son también hechos básicos respecto al que sería el importe o coste de la indemnización del despido que se estuviera negociando. En los dos casos son hechos obvios que bastaría con el sentido común para que el trabajador los identificara por sí mismos, pero está demostrado que en muchos casos no sucede así.

Se parte de un ejemplo supuesto, como en tantas otras ocasiones. Manolo el del bar quiere despedir a Toñi la camarera y por tanto tiene que pagarle la indemnización correspondiente porque Toñi no ha cometido falta alguna que fuera demostrable y suficiente para que pudiera justificarse un despido disciplinario sin indemnización. Según Manolo, la indemnización costaría 15.000€ si fuera despido improcedente y 10.000€ si fuera despido objetivo procedente. Pero ofrece a Toñi solo 7.000€ por un despido reconocido como improcedente y "los papeles del paro".

A Toñi se le hace la boca agua con el despido porque además está hasta las narices de Manolo y más aún de las 10 o 20 horas extras ilegales que hace todas las semanas. Eso Manolo lo sabe de sobra como todo empresaurio y precisamente por eso le ha ofrecido el despido rebajado. Por supuesto, Toñi acepta la oferta, como la gran mayoría de padefos, que para eso están y por eso el título de padefo es el que más buscan las empresas en las entrevistas de trabajo, por encima de cualquier otra titulación de la universidad de Mascachuches. Según Toñi, ella ha salido ganando al aceptar la oferta, con el singular argumento de que ella también quería que la despidieran. Toma castaña. Pero no. La realidad objetiva es que el único que ha salido ganando es Manolo y por goleada.

Un despido no es otra cosa en el fondo que una transacción, como cuando compras una tele. El producto es el despido, el cliente es la empresa, que es la que lo quiere comprar, y el vendedor eres tú, que es quien lo quiere vender.

Curiosamente, el precio de la tele lo pone la tienda y el cliente lo toma o lo deja, es decir que no es el cliente quien entra a la tienda y le dice al dependiente que te doy 200€ por esta tele porque tú también la quieres vender. Pues con los despidos lo mismo. En el caso de los despidos, el precio lo pone el método de cálculo indicado en el ET. Por tanto, al igual que al vender una tele la tienda necesita saber cuál es su precio, a la hora de vender un despido lo primero que necesitaría saber Toñi sería cuál sería el precio correcto de ese despido según el ET, pero seguramente no sabrá calcularlo. No solo porque no sabrá sino porque para intentar calcularlo podría partir de datos incorrectos. Estos datos son el tiempo de prestación de servicios y el salario correcto. Es decir que de lo primero que tendría que cercionarse Toñi es de si habría que contar o no la antigüedad de sus contratos anteriores y de si estuviera cobrando o no menos del salario correcto. Según Manolo el despido improcedente es de 15.000€... pero contando solo la antigüedad del último contrato y calculando con el salario que le paga de 1000€ brutos al mes. Pero puede que hubiera que contar también la antigüedad de los contratos anteriores y puede que el salario correcto de Toñi según convenio correcto, y no otro, no fueran 1000€ al mes sino 1300€ al mes, con lo que la indemnización correcta, es decir el precio del producto que se vende, podría ser por ejemplo de 20.000€.

El cliente que compra la tele puede ir a comprarla a otra tienda que sea más barata. Por eso algunos clientes hacen la cutrez absoluta de ponerse a decirle al dependiente que en la web tal cuesta menos, como si el dependiente no lo supiera, pidiendo que le rebaje el precio. Cuando se trata de una pequeña tienda de un autónomo en la que el dependiente es el dueño, a veces incluso aceptan la rebaja pedida por el cliente, pero eso no sucede nunca en un comercio más grande. Por eso muchos empresaurios esperan que los empleados, como no son una gran empresa, acepten también la rebaja de su despido, en su mentalidad cutre de negociador cutre con proveedores cutres. Pero en su cutrez, Manolo el del bar a veces no capta el hecho fundamental de la negociación del importe del despido y, lo que es mucho peor, Toñi la camarera no lo pilla ni de lejos. Este hecho fundamental es que Toñi no tiene competencia a la hora de vender su despido. La única que puede venderlo es la propia Toñi. Manolo no puede comprar el despido de Toñi a otra persona que no sea Toñi.

El cliente solo puede decidir si compra la tele o no la compra. Pero si le da al botón de "comprar" ya no puede rebajar el precio a no ser que la tienda esté de acuerdo en hacerlo. Pues Manolo el del bar lo mismo. Solo puede decidir si despide o no a Toñi, pero si lo hace tendrá que pagar el precio correcto del despido a no ser que Toñi esté de acuerdo en rebajarlo. Dicho a la inversa: si Toñi no estuviera de acuerdo en cobrar 7.000 de indemnización entonces Manolo no solo tendría que pagarle al menos 10.000 sino que podría tener que pagarle 15.000 o incluso llegar hasta los 20.000€. Eso hablando solo de indemnización de despido, porque puesta a demandar en impugnación de despido, Toñi podría aprovechar la misma demanda para pedir también las diferencias salariales a su favor del último año y el 10% de intereses moratorios sobre las mismas.

Alguno dirá que Toñi también quiere que la despidan. Nos ha jodido Mayo con the flowers. Y el de la tienda también quiere vender la tele, pero en la gran mayoría de los casos no por eso te rebajará el precio ni entrará en una especie de regateo cutre. Sobre todo, si esa fuera la única tienda del mundo que vendiera esa tele, no solo no le bajaría el precio sino que podría aprovechar incluso para subirlo, porque partimos del hecho de base que quien quiere comprar la tele y ha ido a la tienda ha sido el cliente. Pues, de nuevo, Toñi lo mismo. Quien quiere despedirla es Manolo. Ese es el hecho básico. Que a Toñi le venga bien el despido es un hecho secundario que solo nace a partir de dicho hecho básico. Angela Lansbury miró el otro día con la lupa debajo del felpudo y descubrió que si Manolo no quisiera despedir a Toñi ni siquiera estarían negociando.

¿Y que pasaría si Manolo no despidiera a Toñi porque no aceptara la indemnización rebajada de 7.000€? Pues que se podría quedar en la misma posición que el farolero del poker cuando le ven la apuesta y se la suben. Desde ese día Toñi no solo estaría deseando que la despidieran sino que además ya sabría que Manolo también querría despedirla, cosa que puede que antes no supiera. Por lo que desde ese día Toñi quizá dejara de hacer horas extras ilegales, de trabajar de cocinera porque solo le pagan salario de camarera, etc. etc. etc. A ver quién tiene más que perder contando etcéteras.

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