El cuento de ligar los salarios con la productividad.

A los empresaurios no les basta con que los sindiacatos, que no sindicatos, CC.OO. y UGT les firmen convenios renunciando a las subidas del IPC de los años anteriores y pactando subidas inferiores al IPC para los siguientes. Los empresaurios, y no pocos sindicalistos, quieren justificarlo con el cuento de que hay que “ligar los salarios con la productividad” en vez de subirlos con el IPC, con el objetivo obvio de bajar los salarios de forma encubierta.

Pero los que intentan colocar el cuento demuestran no saber ni lo más básico de los fundamentos del Estatuto de los Trabajadores (ET) y de los derechos naturales de los trabajadores en general. En Laboro ya hemos explicado muchas veces que la característica fundamental de la relación laboral es la ajenidad. La primera frase del ET dice que los trabajadores prestan servicios por cuenta ajena dentro del ámbito de organización de otra persona. Por ello y por su propia naturaleza, el salario del trabajador es legalmente independiente de la productividad, igual que es independiente de los beneficios de la empresa.

Si los salarios de los trabajadores dependieran de los beneficios o productividad de las empresas, no serían salarios sino que serían comisiones. No serían trabajadores sino que serían socios de las empresas. No serían relaciones por cuenta ajena sino relaciones por cuenta propia, porque el salario dependería de la propia efectividad del trabajo de quien lo realizara.

Además, el trabajo no solo se define en el ET como por cuenta ajena, sino también como sometido a la dirección y control del empleador. Por tanto, si el empleador es quien dice lo que hay que hacer, cuándo y cómo, es el empleador el único que tiene que correr el riesgo porque es el único responsable. Por algo el empleador tiene también poder disciplinario que le permite imponer sanciones de empleo y sueldo e incluso despidos.

¿Que el empresario pone su dinero y a veces su tiempo? Estupendo, pero lo pone para algo que es suyo, que puede decidir cómo se hace y que le reportaría beneficios a él. Eso suponiendo que fuera verdad que pusiera su tiempo y su dinero, porque a lo mejor hay por ahí alguna administración o empresa pública con personal laboral en la que los “jefes” tiran con el dinero de todos y hay días en los que no trabajan y días en los que no van. Pero el trabajador pone su tiempo para algo que no es suyo, que no puede decidir cómo se hace y que no le va a reportar beneficios, porque el salario no es la parte del beneficio de la empresa que se queda el trabajador sino el pago por su tiempo de trabajo. Como el tiempo no se puede devolver, el salario no puede estar condicionado a nada más. ¿Que aparte quieren poner complementos salariales variables ligados a no sé qué? Pues muy bien, pero aparte del salario fijo y de las subidas de este con el IPC.

No podemos dejar de recordar que, curiosamente, son las mismas empresas las que dicen cuál es su productividad y las mismas empresas las que deciden sus precios, que en conjunto forman el IPC. El problema para los empresaurios es que los precios están a la vista y no se puede engañar con ellos, pero con la supuesta productividad pueden hacer lo que quieren, gracias a las diversas formas de elusión fiscal, pasando por el fraude fiscal e incluso llegando al delito fiscal. O simplemente derivando la producción a otra de sus empresas en las que no haya trabajadores o sacando todos sus beneficios en forma de sus propios sueldos, dividendos o “préstamos” que se autoconceden desde sus empresas. Los empresaurios son esa curiosa especie que declaran por IRPF menos que sus propios trabajadores. Por eso quieren ligar los salarios con la productividad y no con el IPC.

Por lo que está más claro que la sopa de un colegio concertado que la pretensión de ligar los salarios con la productividad es igual de absurda que pretender que los otros costes de la actividad empresarial también se liguen con la productividad. Imaginad a Manolo el del bar diciéndole a Endesa que le va a pagar menos por el recibo de la luz porque él dice que ha ganado menos dinero con la empresa con la que la ha contratado. O imaginad a Manolo bajándole unilateralmente el alquiler al dueño del local porque Manolo dice que ha ganado menos con la empresa con la que se lo alquila. Oiga usted, señor Manolo, que yo soy Endesa o el dueño del local y eso no es mi problema, yo le he prestado un servicio y me lo tiene que pagar. ¿Acaso alguien duda que eso sería absurdo? Pues hay listillos que dicen que curiosamente con los salarios no solo se podría hacer sino que se tiene que hacer, porque la convergencia de la elasticidad precio-ingreso y la paradoja de la eficiencia de Pareto en el equilibrio general walrasiano plantea desafíos estructurales en el contexto de la asimetría de información y la incertidumbre endógena, dificultando la optimización intertemporal de la asignación óptima de recursos en un entorno de economía compleja.

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