Cómo hacen las elecciones sindicales los sindicalistos.

Una cosa es ser un sindicalista y otra muy diferente es ser un sindicalisto. Un sindicalisto es un señor o señora que cobra del sindicato por hacer sindicalismo, es decir algo de utilidad directa y real para los afiliados, pero no lo hace. Incluso a veces no tiene ni idea de legislación laboral; no a nivel catedrático de derecho del trabajo sino a nivel Pocoyó o Dora la exploradora, incluyendo el tema de las elecciones sindicales. Hoy vamos a hablar en Laboro de cómo "hacen" las elecciones sindicales los sindicalistos.

El sindicalisto está en su despacho y cierto día va Toñi la camarera a quejarse de que en el bar de Manolo trabajan 70h a la semana con contrato de 20h y cobrando la diferencia en un sobre B. Entonces el sindicalisto le pregunta a Toñi que cuántos empleados son. Si son al menos 6, entonces el sindicalisto le dice a Toñi la camarera que para solucionar los problemas en esa empresa hay que empezar por hacer elecciones sindicales para nombrar representantes de los trabajadores. Cosa que por supuesto es mentira (enlaces al final), pero el caso es que el sindicalisto puede que consiguiera que se celebraran elecciones en el bar de Manolo el del bar.

Resumiendo mucho, el procedimiento para celebrar unas elecciones sindicales tiene cuatro fases: preaviso a la empresa, presentación de candidaturas, posibles impugnaciones y finalmente votación y proclamación de resultados. Obviamente, todo eso es trabajo del sindicalisto porque cobra por ello. Es trabajo del sindicalisto porque es el sindicato quien preavisa, quien presenta la candidatura y quien impugna llegado el caso. Pero el sindicalisto pretende que sean los trabajadores de la empresa los que le hagan su trabajo. Quizá haya seguidores de Laboro que hayan pasado por esa situación y lo quieran contar en los comentarios de este artículo, que para eso están.

Para "hacer" esas elecciones correctamente, el sindicalisto tendría que presentar el preaviso aunque no estuviera seguro de que fuera a tener candidatura ni de quiénes serían los candidatos. De esa forma, la empresa sabría que las elecciones estarían en marcha, pero aún no sabría o no estaría segura de quiénes serían los candidatos y no podría despedirlos.

Luego, el sindicalisto tendría que buscar a los trabajadores de la empresa que quisieran presentarse. Puede que Toñi quisiera presentarse y puede que no, porque obviamente Toñi no tendría ninguna obligación de presentarse solo porque ella hubiera sido la primera en "ir a preguntar" al sindicato. Una vez que tuviera a los trabajadores que quisieran presentarse, el sindicalisto tendría que dejar que fueran los trabajadores del bar de Manolo los que decidieran el orden de la candidatura, porque eso podría ser muy importante. Por ejemplo, si fueran unas elecciones para 3 delegados, obviamente el nº4 nunca podría ser elegido e incluso el nº3 lo tendría muy difícil a no ser que no se presentaran más candidaturas de otros sindicatos. El sindicalisto debería advertir a los miembros de la candidatura que solo los que salieran elegidos podrían escoger entre indemnización y readmisión en caso de despido improcedente y tendrían prioridad de permanencia en caso de ERE, pero los otros no. Por supuesto, el sindicalisto tendría que revisar el censo y las candidaturas de los otros sindicatos, para que los "jefes" no pudieran votar ni ser votados.

Para finalizar, el sindicalisto tendría que estar presente en las votaciones, hacer el recuento y rellenar las correspondientes actas para proclamar a los ganadores como representantes de los trabajadores. Pero lo que hace el sindicalisto en realidad es lo siguiente:

Primero le dice a Toñi la camarera que busque ella a compañeros de trabajo que se quieran presentar. Incluso le da las hojas de la candidatura para que se las vayan firmando los que quieran. Si Toñi consiguiera el nº necesario de trabajadores para presentar la candidatura, entonces sería cuando el sindicalisto "metería" el preaviso, pero antes no, porque sin candidatura para qué trabajar. Si Toñi comenzara a buscar la candidatura, es decir a hacer el trabajo por el que cobra el sindicalisto, probablemente levantaría la liebre y la empresa se enteraría de que estaría moviendo el tema de las elecciones, por no decir seguro al 100%. Si entonces la despidieran no sería despido nulo a no ser que Toñi probara que ese despido pudiera estar relacionado con su intención de hacer elecciones. Pero puede que ni siquiera pudiera presentar indicios de ello porque el sindicalisto ni se habría molestado en meter aún el preaviso y puede que ni siquiera lo metiera después de que echaran a Toñi porque obviamente tras ese despido nadie querría presentarse. O sea que Toñi tendría que ir a contarle al juez que la habrían echado por hablar de unas elecciones que ni siquiera habrían llegado a existir.

A veces son elecciones en empresas de muchos trabajadores y varios centros de trabajo, con lo que Toñi no puede buscar a tanta gente y sobre todo de otros centros en los que ella no conoce a nadie. ¿Qué hace el sindicalisto para conseguir rellenar la candidatura? En Laboro se han conocido casos patéticos de sindicalistos que dejan las hojas de la candidatura en la empresa a la vista de todos para que firme quien quiera y luego van una semanita después a ver qué les ha dejado Papa Noel debajo del árbol. Otros sindicalistos se presentan en la empresa en horas de trabajo a buscar candidatos, delante de los jefes y encargaos. Otros incluso hablan con los empresarios para que sean ellos los que les busquen los candidatos al gusto de la empresa.

Por supuesto, el sindicalisto nunca impugna ni el censo ni otras candidaturas, porque eso sería más trabajo pero él cobraría lo mismo. Le da igual que voten todos los jefes o incluso que se presenten por el sindicato de enfrente o hasta en su propia candidatura. El sindicalisto ya tiene su candidatura y le da lo mismo. No solo nunca impugna nada sino que ni sabe cuándo se puede impugnar ni menos aún cómo hacerlo, pero no le importa porque sin saberlo cobra lo mismo.

En cuanto a la votación, el sindicalisto pone la fecha en un día de diario, que en su idioma es de lunes a jueves, digamos que a las 11 de la mañana y solo una horita para votar. De esa forma puede que votaran solo los jefes y poco más si en esa empresa hubiera turnos, o más trabajadores en fines de semana o de noche, pero eso al sindicalisto le daría lo mismo porque él cobraría igual pero trabajando menos.

En resumen, el sindicalisto se monta las elecciones de forma que Toñi la camarera sea quien trabaje y quien corra los riesgos. El sindicalisto lo único que pretende conseguir con las elecciones es que el sindicato cobre y que de esa forma él también pueda seguir cobrando. Muchos trabajadores no saben que los sindicatos cobran una partida presupuestaria en función de su representatividad, es decir en función del nº de delegados que sacan en las elecciones sindicales. Además, probablemente los delegados se afiliarían al sindicato, porque se creyeran o les dijeran que eso fuera obligatorio, cosa que es mentira.

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