También hay brechas de género que perjudican a los hombres.

Aunque lo parezca, la “brecha de género” no es un concepto que las feministas y feministos de moqueta se hayan inventado en Españistán para “justificar” su sueldo público o su cargo en un chiringuito. Es un concepto real e internacional que separa los datos estadísticos por sexos para demostrar las desigualdades injustificadas entre hombres y mujeres. O sea, que las brechas de género sí que existen; pero en Laboro vamos a probar con datos oficiales que también las hay que perjudican a los hombres.

Vamos a usar los datos oficiales del Ministerio de Trabajo del año 2023, ya que los del 2024 aún no los han publicado porque tienen mucho lío y eso. Concretamente los datos de accidentes de trabajo, que fueron un total de 2.434.982, el 27% con baja médica y el 73% sin baja. Es obvio que los accidentes con baja son más graves que los accidentes sin baja.

La encuesta de población activa (EPA) de 2023 indica que esta se componía de un 53% de hombres y un 47% de mujeres. Pero la cifra oficial, inocultable y atronadora, es que los hombres sufrieron un 71% de los accidentes de trabajo con baja en 2023. Dicho de otra forma: las mujeres sufrieron menos de la mitad de accidentes de trabajo con baja que los hombres en 2023.

Así pues, los datos demuestran que hay una brecha muy grande contra los hombres en los accidentes de trabajo. Pero una cosa es que haya una brecha o diferencia de datos por sexos y otra cosa es que esa brecha o diferencia sea lo que se conoce como una brecha “de género”. No hay brecha de género cuando la diferencia entre hombres y mujeres está justificada en razones no discriminatorias. Por tanto, vamos a ver si está justificada la diferencia de los accidentes, que es contra los hombres, comparándola con la diferencia de las pensiones, que es contra las mujeres que han tenido hijos.

Muchísimas más mujeres que hombres trabajaron menos horas o incluso dejaron de trabajar después de tener hijos, lo que conduce normalmente a una pensión de jubilación menor. Pero claro, eso pudo ser porque hubieran querido o preferido dejar de trabajar o trabajar menos o bien pudo ser porque se hubieran visto obligadas por la presión de su empresa o incluso despedidas. En el primer caso no sería brecha de género porque estaría justificada, pero en el segundo sí que lo sería.

De la misma forma, como acabamos de probar, muchísimos más hombres que mujeres sufren accidentes de trabajo con baja, lo que conduce normalmente a una prestación por baja inferior al salario y puede que luego a una pensión de incapacidad permanente total también inferior al salario. Pero claro, eso pudo ser porque hubieran querido o preferido asumir riesgos de accidente o bien pudo ser porque se hubieran visto obligados por la presión de su empresa o incluso despedidos. En el primer caso no sería brecha de género porque estaría justificada, pero en el segundo sí que lo sería.

El análisis que hacen los feministas y feministos de moqueta es espectacular. ¿La pérdida de ingresos de las mujeres? Injustificada y por tanto brecha de género, por lo que se inventaron el complemento por brecha de género que ha sido declarado discriminatorio. ¿La pérdida de ingresos de los hombres? Justificada, no hay brecha de género y no hay que poner complementos. Dicho de otra forma, para los feministos y feministas de moqueta no hay mujeres que les guste haber dejado de trabajar o trabajar menos por haber tenido hijos, sin presión de nadie, sino que todas lo hicieron porque las obligaron, incluyendo las empresarias y las funcionarias de alto nivel. En cambio, todos los hombres corren los riesgos porque les gusta y no porque les obligue la empresa. Ese es el nivel de su análisis.

Nadie duda que a las mujeres sí que las despiden o putean por usar sus derechos de conciliación familiar cuando tienen hijos. También a los hombres, pero al final son más las mujeres por la sencilla razón de que hay muchas más mujeres que hombres que usan la conciliación. Pero no es menos cierto que a los hombres les despiden o putean por “ponerse de baja” cuando sufren accidentes de trabajo. También a las mujeres, pero al final son más los hombres por la misma sencilla razón de que hay muchos más hombres que mujeres sufriendo accidentes de trabajo. La diferencia es que la primera brecha está reconocida, pero la segunda no porque no sirve para seguir en la moqueta chupando del bote.

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