¿Qué hicieron con los sujetos para saber si eran envidiosos, optimistas, pesimistas o confiados? Someterlos a pruebas tales como el famoso "dilema del prisionero". Este dilema es un problema fundamental de la teoría de juegos que muestra que dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas. ¿Os suena que pueda tener algo que ver con las elecciones sindicales, con la negociación colectiva laboral, con la conciencia de clase obrera o incluso con las elecciones políticas? ¿Ya os vais imaginando por dónde van a ir los tiros? El dilema del prisionero, aparte de ser un problema clásico de la teoría de juegos, es también una charleta típica de barra de bar, por lo que muchos ya lo conoceréis aunque pueden que sin saber que se llama así. Su enunciación clásica es la siguiente:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y el otro niega, el que niegue será condenado a la pena de 10 años y el que hable será liberado. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a 6 años. Si ambos niegan, ambos serán condenados a 1 año.
Parece obvio que ambos tendrían que callarse porque de esa forma se asegurarían la pena mínima de 1a. Pero están separados (como los trabajadores) y no saben qué hará el otro, con lo que tienen la posibilidad de valorar la opción de cantar con la esperanza de que el otro se calle y así quedar libres, con el riesgo de que el otro piense lo mismo y también cante y entonces quedar encerrados ambos por 6a cada uno.
Esto es teoría de juegos pura y dura, es decir la rama matemática que estudia las estrategias óptimas y el comportamiento previsto y observado de individuos en juegos de este tipo. Se explica muy bien en la famosa escena del bar de "Una Mente Maravillosa", que no es una película sino una putada porque la pillas haciendo zapping a la 1 cuando te vas a acostar y ya no te acuestas hasta las 3 aunque la hayas visto 7 veces. En la escena, unos lumbreras en el bar ven a una rubia a la que todos les gustaría beneficiarse, acompañada por unas amigas menos agraciadas físicamente. Todos los lumbreras recuerdan en ese momento la teoría de Adam Smith, padre de la ciencia económica clásica, que dice así: "En la competencia, la ambición individual beneficia al bien común". Por lo que concluyen que tonto el último, que todos a por la rubia y que así uno se la lleva y los demás a las amigas. Pero el lumbreras máximus (Russell Crowe) afirma en ese momento con dos cataplines que Adam Smith se equivocaba, que si fueran todos a por la rubia se estorbarían y nadie se llevaría ni a la rubia ni menos aún a las amigas, por lo que recomienda que cada uno vaya a por una amiga y nadie a por la rubia para obtener el máximo beneficio colectivo. Es decir que no es cierto que el bien común se consiga siempre yendo cada uno a lo suyo sino que hay situaciones en las que el individuo tiene que pensar en que puede ser mejor para el colectivo del que forma parte una acción que en principio sea peor a nivel individual. Es decir el dilema del prisionero pero con rubia y con bar. Si los dos prisioneros aplicaran la teoría de Adam Smith buscarían cada uno su máxima ambición individual (quedar libre), por lo que ambos cantarían y no solo ninguno quedaría libre sino que ambos quedarían presos 6a. Así que Russell Crowe resulta que tiene razón y luego van y le dan el premio Nobel como a Bob Dylan pero con un poquillo más de mérito.
Anda la osa, ¿no habéis oído teorías parecidas a las de Adam Smith a los neoliberales de los debates de la tele? Sí, esos que dicen que la iniciativa privada por definición es mejor que la pública porque el servicio se mejora gracias a la competencia, por lo que es mejor la educación privada, la sanidad privada, las pensiones privadas, etc. etc. ¿Acaso sois pocos los que os han dicho más de una vez lo de Adam Smith de una forma parecida en vuestras empresas, sobre todo en las grandes que organizan cursos de esos que te meten a remar en grupo en una canoa? ¿No os dicen en esas empresas, cursos y reuniones que cada cuál tiene que dar lo mejor de sí mismo y exigir lo mejor de sí mismo a los demás para que la empresa vaya mejor? Eso en los cursos que molan de esos con corbata y papelógrafo, que es una forma superguay de llamar a un papel colgao. Porque Manolo el del bar te resume la teoría de Adam Smith mucho más fácil: todos a meter todas las horas que a mi me salga de los cimborrios porque si no la empresa cierra y el que no le guste a la puta calle. Pues a ver si va a resultar que es mentira eso de que yendo cada uno a la suyo la empresa o la sociedad en general (léase educación, sanidad, pensiones...) siempre vaya a funcionar mejor.
Pero volvamos al tema del estudio, que nos liamos con los neoliberales y se monta un festival del humor en el que nos perdemos. El estudio lo que ha hecho no es analizar si es mejor o peor que los prisioneros canten o se callen o si hay que ir o no a por la rubia. Lo que ha hecho es muchísimo más interesante, que es analizar qué hace realmente la gente en una situación como la del dilema del prisionero. Los resultados son extraordinarios:
- Un 30% son envidiosos y son la mayoría. Envidioso quiere decir que en una situación de ese tipo tomarán la decisión que les asegure no quedar en peor situación que los demás. Esta es probablemente la mejor definición de envidia españistana que hayas leído en tu vida. La característica fundamental del envidioso no es que le joda el bien del amigo o conocido o al menos no es solo esa. No lo es tampoco que quiera tener lo mismo que los demás aunque no le haga falta. Lo fundamental es que se comportará de forma que asegure en la medida de lo posible que los demás estén al menos igual de jodidos que él antes que actuar de forma que alguien que no fuera él pudiera resultar beneficiado. Y lo más importante es que es el colectivo mayoritario. Si te parece poca diferencia la que hay entre un 20% y un 30% quizá te parezca mayor si piensas que por ejemplo por cada 2 confiados hay 3 envidiosos.
- Un 20% son optimistas y decidirán buscando su máximo beneficio personal pensando en que los demás decidirán buscando el bien común. Es decir que al adjetivo "optimista" no tiene ninguna acepción o significado positivo en lo que se refiere a este estudio sino que podríamos decir que simplemente es el perfil más cabronazo de todos. El que no hace huelga porque cree que los demás la harán mayoritariamente por él. El que vota al sindicato de la empresa asegurándose de que ésta lo sepa pero cree que ganará el de los trabajadores.
- Un 20% son pesimistas y decidirán buscando su máximo beneficio personal pero pensando en que los demás también decidirán buscando lo mismo. Es decir el que no va a la huelga porque sabe o cree saber que "no va a ir nadie".
- Un 20% son confiados y decidirán buscando el bien común.
- Un 10% de indefinidos.
El estudio afirma, como es lógico, que los 3 primeros comportamientos son sencillamente irracionales, más claramente en el caso de los envidiosos. La conclusión del estudio es demoledora, porque conduce sencillamente a que pueden ser falsas las teorías que afirman que los colectivos en general se comportan de forma racional. Dicho de otra forma: nada menos que el 70% de la población actúa de forma irracional o poco racional (y sobre todo un 30% de forma muy irracional) en los que podríamos llamar dilemas colectivos, incluso conociendo las consecuencias colectivas negativas de su comportamiento.
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Creo que el trabajador de derechas es optimista. Cree en el esfuerzo individual pero disfruta del colchón colectivo, peleado por otros que no piensan igual. Si todos fuesemos trabajadores de derechas no existirían las jornadas laborales de 8 horas (serían mayores), no habría vacaciones, no podríamos conciliar,etc....porque las empresas no regalan nada.
ResponderEliminarGracias por el artículo. Se echa un falta alguna matización acerca del machismo de la escena de "Una mente maravillosa" que con tanta admiración se relata.
ResponderEliminarMuy bueno el estudio.. aunque yo, a ese 30℅ y ese 20% los incluiria en uno sólo: lo denominaría *gusnos*.
ResponderEliminarEs una entrada para la reflexión, pero desde mi humilde punto de vista, en este análisis se omite un elemento muy importante: el histórico. Es decir, estos posibles comportamientos sólo se pueden aplicar en un caso en el que no haya un precedente que modifique o influya sobre la decisión a tomar.
ResponderEliminarSi como prisionero ya he ido 10 años a la cárcel porque mi último cómplice me traicionó, es lógico pensar que para la próxima vez que me detengan... como mucho voy a ir 6 meses, pero no volveré a cometer el mismo error que me llevó a pasar 10 años a la sombra. Igualmente, mi cómplice, al que le salió bien la jugada de traicionarme e irse de rositas... también ha aprendido la lección, y viendo lo que me pasó a mi, y lo bien que le fue a él, no creo que modifique su estrategia de delatar a su compañero. Así mismo, si los dos no nos hubiéramos delatado, y por lo tanto, sólo hubiéramos ido 1 año prisión, es lógico pensar que la próxima vez que nos capturen, repetiríamos la misma estrategia.
Algo similar pasa con las elecciones (sindicales y políticas), si ves que el ser el típico "obrero de izquierdas" sólo te lleva a empeorar tu situación, o no la mejora en absoluto, al final, vas a acabar modificando tu voto en sentido contrario, a ver si algo mejora.
Esto explica el bipartidismo en España, y por qué nos hemos tirado 30 años cambiando la chapa roja por la azul, y luego la azul por la roja, a UGT por CCOO, y al sindicato de los rojos, por el de los amarillos, y viceversa.
Si sabes que UGT y CCOO son sindicatos que sólo miran por su interés y financiación, que además están vendidos a los partidos políticos, y que han robado (en casos de corrupción, dietas no justificadas, liberados sin control,...) más a los trabajadores que cualquier sindicato amarillo... por qué votarles? Al final el sindicato amarillo hace lo mismo, pero al menos le preocupa que la empresa no quiebre, cosa que a los sindicatos les da igual. Y a mi, mi sueldo me lo paga la empresa, no los sindicatos.
Enhorabuena por vuestra web, y gracias por el artículo. Ya podrían haber llamado 'Suicidas' a los envidiosos y 'Oportunistas' a los 'Optimistas'. Creo que les define mejor.
ResponderEliminarMacho, te has puesto de un metafísico que acongoja. Los Homo Labororis Individualis buscan el nosesabeque propio a toda costa. Se les compra una chorradita en el chino a los compis cuando son papás, se casan, se jubilan... Y a seguir rodando en la noria Pa lante. ¿Qué es eso de que piensen que pertenecen a un colectivo? ¿Qué palabro es ese de bien común? ¿Qué me puede suceder a mi si mis jefes son mu güenos, que yo lo sé, y aun encima me pagan y "me dejan" que vaya al medico? Sinceramente no sorprenden las estadísticas, son más que creíbles. Quizás estaría bien sustituir el término sociológico/psicológico irracional por otros menos técnicos como egoismo e inmadurez.
ResponderEliminarFenomenal la entrada : )
La verdad es que el porcentaje de lo que aquí llaman "envidiosos", al menos en el sector que trabajamos supera con creces el 30%, vamos que hablando en plata o me beneficia a mi o a los demás que les de, es una norma general.
ResponderEliminarEn cuanto a los que ya lo harán los demás por mi,los "optimistas", y yo me beneficio y encima voto al sindicato si no de la empresa al más próximo a ella; aparte de ser efectivamente los más odios@s, encima hay que aguantarles porque sus problemas laborales se los come el delegad@ no proempresa, sino el que verdaderamente intenta ayudar a l@s trabajador@s.
De los "pesimistas", dejémoslo en que de vez en cuando se convece a algun@.
Como de cotumbre, Laboro, un magnífico artículo y que refleja muy fielmente una triste realidad del comportamiemto de l@s trabajador@s ante situaciones colectivas que vayan en su mejora.
Salud, gracias y continuad así.
Artículo interesante, con buen fundamento científico, y para muestra un botón:
ResponderEliminarMi mujer y varias compañeras están en conflicto colectivo con la empresa, son siete en total. Hace poco y por obra de birlibirloque, 2 de ellas, después de 3 años de lucha se han escindido del grupo, curioso , es decir, el 30% ENVIDIOSOS, llegan a un acuerdo y dejan colgadas al resto en beneficio propio.
Lo curioso, una de ellas recientemente la hicieron supervisora desbancando a una persona que llevaba 7 años en el cargo, seria porque tenia más cualidades y estaba en sintonía con la empresa... ja ja ja. De la otra no sabemos.
Y como dice el refranero popular "Dios me libre de mis amigos, que de mis enemigos me libro yo." Nunca mejor dich
Un saludo
Acertadísimo en el comentario, y como tú dices, si lo trasladas a elecciones,ahora podemos entender algo más los resultados. Enhorabuena una vez más por todos y cada uno de los artículos. Pero te dejaría una reflexión, cuales de esos colectivos podrían analizar lo expuesto?
ResponderEliminarUn artículo realmente esclarecedor. Durante algunos años he sido representante de los trabajadores y durante toda la vida profesional he tratado de defender al menos mis derechos y en muy pocas ocasiones he tenido el respaldo de los compañeros, de boquilla si, pero sin que se entere la empresa, lo que todavía resulta mas desalentador.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado por qué los trabajadores votan a los sindicatos de la empresa en lugar de a los que verdaderamente los defenderían y nunca he dado con la respuesta, igual que está pasando en la actualidad con la política, ¿qué hace que la gente vote al partido mas corrupto de Europa y a mas corrupción conocida mas votos?
Puede que sea la envidia, como dice el artículo, o puede que sea otra cosa, de cualquier manera, el que actúa en contra de los intereses de los demás e incluso de los suyos es un... me reservo el calificativo para que no me censuren la opinión.
Por último decir que al parecer una mayoría importante del ser humano tiene algo de malvado (ademas de envidioso) y esa faceta es la que le hace escalar a los puestos mas influyentes de las empresas que también en su mayoría actúan como depredadores del propio ser humano.
Un cordial saludo.
Ahora me explico tantas y tantas cosas
ResponderEliminarHacéis una web muy interesante, y ayudáis mucho a que nos pongamos a pensar, algo que nos falta en estos tiempos que corren. Por circunstancias de la vida, trabajo para el "enemigo" y mi forma de ganarme las lentejas es prestando servicios a pymes y autónomos(entre ellos hay algunos empresarios de pura cepa)pero esta página me ayuda a ver las cosas muy claras y a interpretar la ley como debe interpretarse y de algún modo trato de transmitir lo que es justo y lo que está legislado como justo.
ResponderEliminarEn fin, mi enhorabuena para vosotros y vuestra web.
Buenos días.
ResponderEliminarAunque no he leído el artículo original del que hablas y puedo equivocarme, creo que estas sacando de contexto el tema del dilema del prisionero.
Me explico. En este juego no se trata de ver si se toman decisiones de forma racional o no, sino que intenta demostrar que tomando decisiones racionales, el resultado no es el mejor posible (de hecho es el peor).
Si tu cómplice decide delatarte, tu estrategia óptima, es decir, aquella que hace que vayas menos a la carcel, es delatarle a el. Por otro lado, si tu complice decide no delatarte, tu estrategia óptima sigue siendo la misma: delatarle, porque así tu te vas de rositas. Es decir, siendo ambos racionales y tomando la mejor decisión individual, resulta que los dos se van a la carcel 10 años.
El dilema del prisionero lo que demuestra es que las decisiones individuales no siempre optimizan el bienestar común, es decir, que el mercado actuando libremente, al contrario de lo que dicen los neoliberales, no siempre da lugar a la mejor decisión y para lograr el mayor bienestar común sería necesario que las decisiones no se tomaran individualmente sino en conjunto.
Dicho esto aprovecho para felicitarte por tu blog, es mi "libro de cabecera" para todos temas relacionados con derecho del trabajo.
Un saludo.
En primer lugar hay que agradecer que por fin haya verdaderos comentarios a un artículo y no los habituales tipo "¿mi jefe me puede quitar la paga extra?".
ResponderEliminarCCOO CTAG: el obrero de derechas no es un optimista sino un envidioso, porque no disfruta del colchón ajeno ni cree en el esfuerzo individual sino que solo quiere que todos estén igual de jodidos que él. En el programa de Salvados que hubo al respecto había un taxista (sí, un taxista) que se quejaba de que eso de cobrar el paro era muy fácil, etc. Es decir que simplemente le jodía que los demás cobraran el paro y él no. Es decir que el obrero de derechas no quiere el paro para los taxistas (ese sería el optimista o el confiado) sino que pide que le quiten el paro a los demás.
Fake Name: el histórico no importa porque todos tienen el mismo en promedio. Es decir que el 20% de "confiados" tienen las mismas malas experiencias previas en promedio que cualquier otro de los perfiles y sin embargo su característica fundamental según el trabajo es que colaboran siempre.
Isaac: tienes toda la razón. El nombre de "optimistas" induce a confusión y sería mejor llamarles oportunistas o aprovechados. Igual que quizá hubiera sido mejor llamar "borregos" a los pesimistas. Pero los envidiosos no son suicidas sino todo lo contrario, porque su objetivo principal es que nunca salgan peor que los demás, es decir que solo se suicidan si hay suicidio en masa.
Soli: si crees que el porcentaje real de envidiosos supera al resultado del trabajo a lo mejor va a ser porque eres del grupo de los pesimistas ;-)
Tomás: tu comentario es el mejor de todos, en lo que respecta a la pregunta de qué colectivos podrían analizar el trabajo. Seguramente lo analizarían los confiados y con toda seguridad los optimistas para tener todos los datos necesarios para saber de qué puedan aprovecharse de los demás. Seguramente los pesimistas no lo analizarían porque pensarían que los demás tampoco lo van a hacer (el típico "paso de política de mierda"). Y los envidiosos tampoco lo analizarían porque para no estar peor que los demás no hace falta analizar nada.
Muy buen artículo
ResponderEliminarMuy bien explicado. El problema es que este tipo de teorías que explican por qué se toman decisiones aparentemente irracionales algunos las hemos conocido después de ser tan idiotas e ignorantes de pensar que "la gente" actúa de manera más o menos racional. Aquí va mi ejemplo, que creo que es bastante ilustrativo.
ResponderEliminarEn mi empresa (delegación de multinacional) trabajan unos cien borregos que tragan con todo, desde anulación de vacaciones mientras se disfrutan y horas extras gratis, hasta todo lo imaginable. Menos yo, que por mi carácter, y todo hay que decirlo, gracias a tu blog y tu libro, he ido cada vez menos dejando que me pisoteen mis derechos. Incluso he sido el único en hacer huelga en las dos últimas convocatorias, que ni los miembros del comité secundaron ("total, va a venir todo el mundo").El caso es que he sido el psicólogo y asesor de todos los trabajadores, que acuden cada dos por tres a mí con todo tipo de cuestiones y problemas, la mayoría del tipo que comentas ("¿el jefe nos puede quitar la paga extra?" y otras todavía más alucinantes), aunque luego por supuesto no mueven un dedo después de saber que no es legal lo que se les está haciendo.
El caso es que, ya que me mojaba y la empresa me tiene en el punto de mira, decidí rentabilizar por lo menos mi actividad presentándome a las elecciones sindicales (horas sindicales para mayor dedicación, blindaje...). Todos, y digo todos, me dijeron que me iban a votar e iba a arrasar. Resultado, ganó mi candidatura por los pelos a la otra, que JAMÁS ha hecho nada nunca: no solo es que no saben sino que ni les importa, ni siquiera habían convocado un comité de empresa en toda su historia.
Me quedé estupefacto. Y claro, análisis por mi parte para ver que había pasado. Como somos relativamente pocos y nos conocemos todos, intenté comprender cada voto individual. Y aquí apareció todo esto de lo que estamos hablando.
Un solo ejemplo y con esto termino. En un departamento votaron en masa a la otra candidatura porque había un compañero que se presentaba conmigo en segundo lugar, y podría suponer uno menos a contar por la protección antidespido en los recortes que se avecinaban. Total, como ya iba a salir seguro yo primero...
En fin...
En tu caso, cuando te presentaste a las elecciones te comportaste de forma "confiada" según el trabajo, porque decidiste hacer lo mejor para ti y para el grupo, como explicad Russell Crowe en la película. No solo lo mejor para ti, que hubiera sido poner solo tus demandas individuales, tus denuncias individuales ante inspección, etc.
ResponderEliminarPero ahora puede que te conviertas en pesimista, es decir que ahora hagas lo mejor para ti considerando que los demás harán lo que consideren mejor para ellos. Pero no hay que olvidar que después de todo ganaste las elecciones, es decir que no ha sido cierto que los demás hayan hecho en general lo mejor para ellos sino que al menos la mitad más uno también han sido confiados porque te han votado. Seguramente las siguientes elecciones las ganes con una mayoría más holgada, cuando los demás vean que durante tu primer mandato no se ha hundido la empresa por tu culpa.
Pero ahora viene la pregunta del millón en lo que respecta a las elecciones sindicales: ¿es cierto que es lo mejor para el grupo el que haya elecciones sindicales y las gane un "confiado"? O mejor dicho ¿es totalmente necesario o supone alguna ventaja colectiva el tener un "buen delegado"? Cuando pase el tiempo tú mismo y tus compañeros se responderán a esa pregunta. Especialmente tú mismo, cuando los problemas reales de tu empresa los traslades al sindicato que te haya presentado a la espera de una solución y evalúes la calidad y la eficacia de la solución que te sugieran si es que te sugirieran alguna.
Gran entrada, que define muy bien cómo funciona Españistán, y que como dice Fake Name invita a la reflexión,aunque me da que eres del 20% de optimistas.
ResponderEliminarTrasladado a las elecciones nos dá una buena explicación de los resultados. Pero por suerte, como en toda teoría hay excepciones, como la empresa donde trabajo,con una media de 80 trabajadores, que llevan votando muchas años a un único sindicato,con un comité al que pertenezco que siempre ha representado los intereses de los trabajadores, y que ha intentado capear las embestidas de la reforma laboral como mejor ha sabido.
plas plas plas plas!!!!!
ResponderEliminarMagnífico la ultima respuesta de Laboro del 21 de octubre...
Me recuerda el libro "Alegro ma non troppo - Las leyes fundamentales de la estupidez humana" del historiador económico Carlo Maria Cipolla :)))
ResponderEliminarAl llamado pesimista, lo llamaría realista. Sabe que la mayoría actuará en beneficio propio (30 % de envidiosos y 20 % de confiados), por lo que toma una decisión en base a la realidad.
ResponderEliminarHola, gracias por el artículo y por los comentarios. He llegado a él desde el último de Subnorman, en pleno confinamiento de Covid19. También fantástico. Sólo quería hacer un apunte que probablemente no tendrá sentido, pero no quiero dejar de hacerlo por si puede ser interesante. No soy matemática y no conozco la teoría de juegos más allá de la peli (Que por cierto, y respondiendo a una compañera que apunta el machismo de la escena: pues es que la época y el medio universitario era así. Ignoro si está basada en hechos reales, pero podría estarlo por desgracia. No hay que sacar de contexto las cosas. Eso sí. Decirlo y que se haga consciente para quien no ha caído en la cuestión)
ResponderEliminarBueno, lo que quería apuntar es que en el dilema del prisionero, si la policía no tiene pruebas, es evidente que necesita de la confesión de uno al menos de los detenidos. Y como delincuentes imagino que habituales, sabrán que no las tienen porque les dan a escoger si confiesan. Por tanto, si ninguno dice nada, no hay condena, no hay prisión. Lo de 1 año es un farol de la poli. Creo que probablemente ninguno diría nada y se irían de rositas. Estos dos entonces, ¿en qué clasificación estarían?
Le damos la vuelta: Si en vez de Russell Crowe la matemática fuese Nicole Kidman, y estuviese en la uní con tres amigas debatiendo estos comportamientos de competición/cooperación... y al otro lado del bar hay un tío q está como un queso y tres amigos suyos más del montón... La escena sería “hembrista”? ¿Vamos a negar la atracción física?
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