Los pobres negacionistas.

Hace unas semanas, hablamos en Laboro de los “obreros negacionistas”, es decir de los obreros que no saben que son obreros o incluso niegan serlo, porque se creen algo más. De la misma forma, también existen los “pobres negacionistas”, que son los pobres que no saben que son pobres e incluso niegan serlo. Hoy vamos a hablar en Laboro de estos pobres negacionistas.

Ya dijimos que hay partidos y empresarios que se aprovechan de los obreros negacionistas. Porque, como no saben que son obreros, creen no necesitar cosas de obreros, como el salario mínimo, la negociación colectiva o las indemnizaciones altas de despido. De la misma forma, esos mismos partidos se aprovechan de los pobres negacionistas, porque como no saben que son pobres, creen no necesitar cosas de pobres, como las ayudas y por eso las llaman “paguitas”, como la sanidad pública y por eso se apuntan a su seguro privado para molar más, o como la enseñanza pública y por eso jamás llevan a sus hijos a los colegios públicos donde los llevan los pobres. Los pobres negacionistas son un mercado más amplio y su explotación ofrece más beneficios que el de los obreros negacionistas, porque dentro de los pobres negacionistas también hay empresarios y gente que no trabaja.

Hay pobres que dicen que son “clase media”. Creen que es pobre el último, pero no el penúltimo. Pero la realidad es que los pobres no son solo los últimos, por lo que no basta con ser el penúltimo para no ser pobre. La pobreza también tiene grados, sin salirse de la pobreza. No ser el más pobre no quiere decir no ser pobre. Con lo que llegamos al fondo de la cuestión. ¿Qué es ser pobre?

Pobre no es solo el que no tiene lo suficiente para comer, porque entonces los esclavos no serían pobres, ya que los mantiene su amo. Esto nos lleva a pensar que un indicio de ser pobre es tener la necesidad imperiosa de trabajar para otros indefinidamente hasta la jubilación, a lo sumo con interrupciones de pocos meses. Pensemos en quien perdería su casa cuando se le acabara el paro si se quedara sin empleo. O incluso antes, porque con el paro no tuviera suficiente para cubrir su nivel de gastos fijos y mucho menos sin el paro. ¿Acaso ese no sería pobre? Pobre a crédito, que sería un grado menor de pobreza, pero pobre al fin y al cabo. El esclavo tiene casa y comida porque se los proporciona su amo, a cambio de su obligación inexcusable de trabajar para él. Si no lo hiciera, como mínimo perdería la casa y la comida y además podría ser castigado. De la misma forma, hay trabajadores por cuenta ajena que tienen casa y comida, pero también a cambio de su obligación inexcusable de trabajar para su empleador y así pagar su hipoteca, la comida y el resto de sus gastos. Si no trabajaran, no tendrían dinero y por tanto también perderían su casa y la comida y también podrían recibir el castigo adicional de arrastrar la deuda hasta que la pagaran y de los posibles embargos para sus avalistas. Como todos sabéis, la deuda hipotecaría no queda saldada entregando la vivienda al banco.

Como es obvio, los trabajadores por cuenta ajena actuales tienen muchísimos derechos que no tienen los esclavos. Pero el régimen económico no es demasiado distinto, en estos aspectos, para los trabajadores que no tienen ni casa propia pagada ni dinero para comer, a no ser que trabajen para otro. El amo de los esclavos puede venderlos o castigarlos físicamente. El empresario les puede despedir y por eso no le hace falta pegarles para que trabajen como él diga. ¿Acaso no es una situación similar a efectos económicos para los trabajadores pobres? Al esclavo le obliga su amo. A los trabajadores pobres les obliga la hipoteca, el alquiler, la comida y el resto de gastos.

También se puede ser pobre cobrando mucho o muchísimo, cuando el nivel de gastos fijos es equivalente, o incluso superior, y no se está ni cerca de terminar de pagar la vivienda habitual. A pesar de ello, puedes encontrar fácilmente a trabajadores viviendo en chalets adosados hipotecados hasta la jubilación o incluso más, con su MAB (Mercedes, Audi o BMW) en el garaje y su salario de 50.000€, pero que en realidad están a unos pocos meses de la ruina porque gastan tanto o más de lo que ganan. Hablamos no solo de la posibilidad de un despido, sino también de la posibilidad de una rebaja salarial, de un ERTE prolongado, de un accidente o enfermedad grave que conduzca a una incapacidad absoluta. Hablamos de que en Españistán es legal y diario el despido totalmente injustificado, aunque sea pagando la famosa indemnización de despido improcedente. Que cumplas con tus pagos no solo depende de ti y de tu suerte, sino también de tu jefe y de su suerte. Todo esto es tan obvio que hasta es ridículo tener que explicárselo a los adultos, como cuando le explicas a un niño para qué sirve una hucha. ¿Tú cuanto ganas, cuánto gastas y sobre todo cuánto tienes y cuánto debes? Haz la cuenta, teniendo en cuenta que lo que debes no es solo el capital que te queda pendiente de hipoteca y de otros préstamos, sino también sus intereses.

Hay pobres negacionistas que en realidad no saben ni lo que están pagando de hipoteca. Solo saben cuánto es el recibo mensual, pero no su desglose ni el total. Gente que no sabe que en los primeros años se paga muchísimo más de intereses que de capital, con lo que apenas reducen la deuda durante esos primeros años y se encuentran con que aún lo deben casi todo si se ven obligados a vender en esos primeros años. Gente que ni se ha molestado en multiplicar la cuota mensual de la hipoteca por 12 y por el número de años que dura, con lo que no saben que el total final que pagarán puede ser de hasta el doble del precio que pagaron por la vivienda. Gente que olvida contar que les dieron la hipoteca de su vivienda solo porque les avalaron sus padres jubilados. Gente que se negaron a pensar que, al exigirles el aval, el banco ya les estaba diciendo que no ganaban bastante para pagarse esa vivienda. Gente que se cree clase media, pero necesitan un crédito hasta para irse de vacaciones o comprarse una lavadora de 500€, porque simplemente no tienen ni nunca tendrán ni 1.000€ sobrantes en el banco, porque ellos mismos se han ocupado de elevar sus gastos fijos todo lo posible hasta el máximo de sus ingresos o puede que más, que para eso están las tarjetas de crédito. Gente que no piensan en ahorrar cuando consiguen una subida salarial o terminan de pagar el coche, sino que inmediatamente piensan qué otra cosa se podrían comprar o en qué otro gasto fijo se podrían meter para “aprovechar” ese “sobrante”.

Algunos pobres negacionistas aún son capaces de empeorar su situación a base de postureo. Gente que pone la calefacción a 25º en invierno y el aire acondicionado a 21º en verano, porque hacerlo al revés sería “de pobres”. Gente que va al trabajo en coche aunque puedan ir de otra manera, porque ir en bici es “de pobres” y les ven los demás. Gente que solo compra primeras marcas, sobre todo de ropa, con el requisito imprescindible y único de que la marca se vea de lejos. Gente que no solo hacen todo eso, sino que además les molesta que no lo hagan sus amigos y sobre todo su familia, porque entonces les dejan por tontos. Si el otro gasta la mitad y vive igual que tú o mejor, uno de los dos es tonto y no es el otro.

Los pobres negacionistas, especialmente los del postureo, lo justifican todo con una de sus frases favoritas: “es que yo no tengo necesidad de…” Que es lo mismo, e igual de hortera, que decir “es que yo gano mucho”. Dicen que no tienen necesidad de ir al trabajo en bici, de llevar ropa “sin marca”, de comprar marcas blancas en el súper, o de poner la calefacción a 21º en vez de a 25º. Pero la realidad es que no se lo pueden permitir por la sencilla razón de que deben mucho más de lo que tienen. Demuestran que sí que tienen una necesidad, pero inconfesable, que es la necesidad psicológica de demostrar que tienen dinero, aunque la realidad es que no solo no tienen dinero sino que deben dinero en grandes cantidades.

¿Que si nos ponemos así hay muchos más pobres de lo que parece, o menos ricos, o menos clase media? Pues sí. ¿Y qué? El negocio es financiar y comerciar con todo ese postureo e ignorancia. Para mantener ese negocio es necesario conseguir que la gran mayoría de la población actúen como los ricos o la clase media, incluyendo los que no lo son. El ahorro es negocio y conveniencia para los trabajadores, pero el gasto es negocio para los comercios y bancos y conveniencia para tu jefe, porque cuanto más gastes, más tragarás con todo.

Todos los trabajadores tendrían que pensar en reducir sus gastos para conseguir el suficiente dinero ahorrado para vivir unos años aunque perdieran su empleo y se les acabara el paro. El número suficiente de años para poder encontrar otro empleo, iniciar una actividad profesional independiente o para alcanzar la jubilación, teniendo en cuenta que existe la posibilidad de hacer un convenio especial con la SS para pagarse a sí mismos el tiempo de cotización que les falte. De esta forma, los trabajadores se podrían permitir el lujo de que les despidieran, por lo que también se podrían permitir el lujo de no hacer horas extras ilegales o funciones superiores que no les pagaran. Si no te gusta, me despides, así de simple. De esta forma, no solo asegurarían su futuro poco a poco, sino que además también podrían ir mejorando poco a poco sus condiciones laborales incluyendo su salario. Su vivienda va aumentando su valor, sus ahorros siguen creciendo, su salario también aunque solo sea por las subidas de convenio, cada vez les falta menos para la jubilación... Con este planteamiento, hay un momento en que se produce "el cruce", el momento en que se llega al punto de inflexión, el momento en que se puede decir "ya está, lo he conseguido". O al menos cada vez se está más cerca. Pero de la otra forma, cada vez se estará más lejos o al menos igual de lejos... o sea que el MAB no anda o anda para atrás.

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