Cómo se “negocia” realmente un convenio colectivo sectorial.

Si los trabajadores eligen a quienes negocian los convenios sectoriales en su nombre, ¿cómo es que la gran mayoría de estos convenios son tan mierder? ¿Por qué hay convenios con los salarios congelados hace más de 5 o incluso 10 años? ¿Por qué se firman convenios con salarios inferiores al mínimo? ¿Por qué se firman convenios quitando complementos y otros derechos que tenía el anterior? ¿Por qué de pronto aparecen convenios de sectores estatales inventados que sustituyen a convenios provinciales que eran mejores? Pues muy sencillo: porque los trabajadores no eligen ni pueden elegir realmente a sus representantes.

Un convenio sectorial es el que afecta a todas las empresas de un sector provincial, autonómico o estatal. Por ejemplo, el convenio de comercio de la provincia X o el convenio estatal de banca. Cuando se comienza a negociar un convenio sectorial, se forma la comisión negociadora del mismo, en la que está la patronal por un lado y se supone que los trabajadores por otro lado. Pero los trabajadores no intervienen directamente en la negociación, sino que se supone que en su nombre negocian los sindicatos, en función de la representatividad de cada uno.

El número de miembros que le corresponde a cada sindicato en la comisión negociadora del convenio se calcula en función de cuántos delegados y miembros de comité tenga cada uno en el total de empresas afectadas por el convenio. Por tanto, la fuerza de un sindicato para negociar un convenio solo depende de cuántos delegados y miembros de comité haya sacado en las elecciones sindicales, no de cuántos afiliados tenga. ¿Esto quiere decir que te mintieron en CC.OO. y UGT cuando te dijeron que si te afiliabas les dabas fuerza para negociar y mejorar el convenio? Sí, quiere decir exactamente eso. Lo que depende de que haya más afiliados pagando cuotas son los sueldos de los “sindicalistos” de CC.OO. y UGT que se lo estén cobrando del dinero de esas cuotas sin que lo sepan los afiliados que las pagan.

Por ejemplo, una comisión negociadora de un convenio sectorial estatal podría tener 15 representantes de las empresas y 15 de los sindicatos. De estos 15, un reparto típico sería que 8 fueran del ““sindicato”” UGT (para estos habría que inventar las comillas triples) y 7 del “sindicato” CC.OO.; o bien 8 de UGT, 6 de CC.OO. y 1 de otro “sindicato” o incluso de un sindicato verdadero.

Por supuesto, hay convenios en los que otros sindicatos o “sindicatos” tienen más miembros en la comisión negociadora, sobre todo en convenios autonómicos vascos, gallegos, navarros y en algunos convenios provinciales. Pero entre CC.OO. y UGT suman mucho más del 50% de los miembros de la comisión negociadora en casi todos los convenios sectoriales. En muchos casos son el 100%. Por eso las empresas solo necesitan tratar con CC.OO. y UGT, porque con ellos se firma el convenio seguro y sin ellos no se firma. Al menos en el caso de los convenios sectoriales estatales, que es donde está el dinero gordo. Hay que recordar que en los convenios sectoriales es en donde dice lo que tienes derecho a cobrar y afectan a todos los trabajadores y empresas del sector, estén o no estén afiliados a CC.OO. o UGT y les hayan votado o no les hayan votado.

Como los miembros de la comisión negociadora dependen de los delegados que hayan sacado en las elecciones sindicales, los “sindicatos” CC.OO. y UGT dicen que está justificado que ellos firmen casi todos los convenios porque “los trabajadores nos han votado”. Pretenden que es como cuando los españoles votan a sus diputados y senadores en las elecciones generales y luego estos hacen las leyes que todos tienen que cumplir aunque no los hayan votado ni estén afiliados a sus partidos. Pero es que esa es la mentira, porque las elecciones políticas y las sindicales no se parecen ni de lejos.

La diferencia principal es que legalmente no se pueden convocar ni celebrar elecciones sindicales en las empresas de menos de 6 trabajadores, porque no lo permite el art.62 del Estatuto de los Trabajadores desde hace más de 40 años. Pero, fijaos qué curioso, el 82% de las empresas con trabajadores no llegan a 6. ¿Esto quiere decir que los trabajadores de este 82% de empresas no pueden votar, pero sí que les afectan los convenios que se firman contando los representantes votados por los trabajadores del otro 18% de empresas? Pues sí, quiere decir exactamente eso. Por lo que desde el principio queda clarísimo que es mentira que CC.OO. y UGT estén legitimados para firmar convenios que afecten a todos los trabajadores de un sector porque los trabajadores de ese sector les hayan votado mayoritariamente. No señor, a CC.OO. y a UGT solo les han podido votar como mucho los trabajadores del 18% de las empresas con más trabajadores. El resto no solo no han votado ni a CC.OO. ni a UGT, sino que lo más importante es que ni siquiera podrían votar a sindicatos verdaderos si quisieran hacerlo.

No se trata solo de que los trabajadores del 82% de las empresas no han votado a CC.OO. ni a UGT. Se trata de que en el otro 18% de empresas habrían votado a CC.OO. o a UGT solo a efectos de que fueran sus representantes ante su empresa concreta. No a efectos de que CC.OO. y UGT negociaran el convenio de todo el sector. Un trabajador puede querer que le represente el delegado Luis en su empresa y votar a CC.OO. o a UGT porque presenten a Luis. Pero ese mismo trabajador puede no querer que CC.OO. o UGT le representen en la negociación del convenio del sector; por no decir que seguro que no lo querría, vistos los resultados descaradamente a favor de las empresas de la mayoría de las “negociaciones” de CC.OO. y UGT, sobre todo en los convenios estatales que afectan a empresas con mucho dinero para gastar. Sin embargo, no existen las elecciones sindicales para nombrar a los representantes de los trabajadores en la negociación de un convenio sectorial, sino solo para nombrar a los representantes de los trabajadores en apenas el 18% de las empresas individuales.

Ojo, que aún no ha acabado el mamoneo. Los trabajadores no solo no eligen directamente a sus representantes en la negociación de un convenio sectorial. Es que ni siquiera los eligen indirectamente, porque a esos representantes en el convenio tampoco los eligen los representantes elegidos por los trabajadores en el 18% de empresas en las que se hayan hecho elecciones sindicales. No señor; el truco es que ni los trabajadores ni sus representantes tienen la legitimidad de negociar y firmar convenios sectoriales, sino que solo la tienen los sindicatos (art.87.2 ET). Por lo que los sindicatos pueden elegir a dedo a qué personas concretas quieren meter en la comisión negociadora del convenio y no es obligatorio que sean de los representantes elegidos por los trabajadores en las elecciones sindicales previas de las empresas del sector. Esto significa que, por ejemplo, cuando tu compañero de Trabajo Basilio se presenta por UGT a las elecciones sindicales de tu empresa y tú le votas, porque crees que sería un buen delegado, no solo estás votando para que Basilio sea el representante de los trabajadores en tu empresa, sino que también estás votando para que UGT negocie el convenio de tu sector como le de la gana. Ni siquiera estás votando para que luego los delegados de UGT que se hayan elegido en las empresas elijan democráticamente entre ellos mismos a los que negocien el convenio del sector, sino que estás votando para que la misma UGT ponga a quien le de la gana a “negociar” el convenio, que es lo mismo que permitir que las empresas se redacten ellas solas su propio convenio.

La conclusión irrefutable es que la negociación colectiva realmente no existe en España, porque los trabajadores ni tienen sufragio universal ni eligen directamente ni indirectamente a sus representantes en la negociación y firma de los convenios sectoriales que van a decidir cuánto van a cobrar y el resto de sus condiciones de trabajo. Es como si en España no hubiera elecciones a las Cortes Generales que hacen las leyes, sino que los partidos nombraran directamente a los diputados y senadores que quisieran en función de cuántos concejales hubieran sacado en las elecciones municipales anteriores de solo el 18% de las poblaciones de España. Eso no sería una democracia auténtica, sino una simulación como la democracia orgánica del franquismo. Por tanto, lo que hay en España no es negociación colectiva auténtica, sino una simulación. ¿Por qué os creéis que las patronales como la CEOE se quejan cuando el Gobierno hace leyes laborales sin tener en cuenta la que ellos llaman “negociación colectiva”? Pues porque realmente no hay negociación colectiva sino negoción particular.

Terminamos aquí, pero solo por hoy, porque seguiremos hablando de este tema. Hoy solo hemos dicho que el truco es quitarle el voto a los trabajadores y derivar a los sindicatos su supuesta representación simulada, ¿pero por qué esos sindicatos son casi siempre, por no decir siempre, CC.OO. y UGT desde hace más de 40 años? Eso lo explicaremos próximamente.

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