Guía Españolín de restaurantes.

Todos sabéis que en la famosa “Guía Michelín” se asignan de una a tres estrellas a los establecimientos gastronómicos que destacan en calidad, creatividad y esmero de sus platos. Como es evidente, los restaurantes que tienen estrellas Michelín suelen indicarlo en su publicidad. Pero hay otro tipo de restaurantes que exhiben otro símbolo con el que parece que pretenden distinguirse por algo, que es la bandera de Españistán. Sobre todo en los restaurantes “de carretera”. A veces es una bandera de gran tamaño, ondeando gloriosa, limpia e inmortal a los cuatro vientos en lo alto de un gran mástil visible desde centenares de metros de distancia.

Si una estrella Michelín significa que comes bien, dos que comes mejor y tres que difícilmente podrías comer aún mejor, ¿qué significa realmente la bandera en un restaurante de carretera?

Quizá una “bandera Españolín” signifique que quepa sospechar razonablemente que los trabajadores de ese restaurante tengan contrato y alta en la SS de jornada parcial, pero realmente trabajen no solo la jornada completa sino incluso 12 horas diarias 6 días a la semana, si no más; cobrando y cotizando la jornada parcial en A reflejado en nómina y el resto en B en un sobre y que coticen los socialistas.

Dos banderas Españolín quizá signifiquen que los empleados o una parte de ellos ni siquiera tengan alta en la SS y cobren todas sus retribuciones en B en un sobre. Sobre todo los que llaman “extras” de fines de semana y celebraciones. Es lo que tienen los restaurantes de carretera, sobre todo si son lejanos y no es fácil que se presenté la Inspección de Trabajo. Si todos los empleados son árabes y/o sudamericanos, por algo será. ¿No hay camareros en el pueblo? Es curioso que saquen la bandera de defensa de la patria contra la inmigración ilegal y que al mismo tiempo esa inmigración ilegal les venga de puta madre para que coticen los comunistas.

Tres banderas Españolín se reservarían para pocos casos. No solo se darían todas las características de una bandera y de dos banderas, sino que además el restaurante tendría unas características casi únicas, quizá como reflejo de que el dueño fuera completamente especial. Unos retratos de Franco o incluso de Hitler, unas banderitas con el pollo, unos vídeos subidos a internet y cartelitos con los mensajes patrióticos adecuados… Todo ello sin dar tickets ni facturas donde venga el CIF ni admitir pagos con tarjeta, que paguen impuestos los independentistas, y con ese dinero que se cobra en B se pagan los sobres B de los trabajadores y el resto a la saca.

Oiga usted, que a lo mejor no. A lo mejor la bandera Españolín significa todo lo contrario. Sin embargo, ya demostramos en Laboro que la hostelería es el sector más infractor a partir de los datos oficiales. A lo mejor esos datos solo se aplican a los restaurantes sin banderas Españolín… o a lo mejor es todo lo contrario. Cada cual que saque sus propias conclusiones cuando vea la bandera Españolín flameando con el duro viento de levante a cinco metros de altura. Habrá para quien ese distintivo autoconcedido sea un aliciente para comer en el establecimiento. Pero, fíjese usted qué cosas, quizá haya también gente para quien ese distintivo sea un aliciente para todo lo contrario e incluso para usar al restaurante solo para ir al servicio, cambiar de conductor y que paguen los gastos los patriotas. Es el mercado, amigo.

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