Lo mismo cabe decir de pretender probar un acoso laboral por aislamiento haciéndose fotos o grabando vídeos en los que se ve al trabajador solo en algún sitio. O de pretender probar que la empresa no proporciona equipos de protección individual (EPI) haciéndose fotos sin los EPI en un sitio que no se sabe ni cuál es exactamente, ni si está o no está dentro de su jornada, ni lo que está haciendo, ni si no lleva los EPI porque no se los han dado o porque no se los ha querido poner. Los ejemplos serían infinitos.
Tampoco es cuestión de esperar del trabajador que esté todo el día con la grabadora en la pistolera, presto a sacarla más rápido que Clint Eastwood y dispararla contra el empresaurio malvado o sus encargaos secuaces cuando le digan algo interesante. Aunque hay trabajadores que sufren acoso y graban toda su jornada todos los días, porque los gigas son muy baratos y para borrar lo que sobre siempre hay tiempo; pero esto solo parece posible en situaciones muy extremas de acoso habitual en trabajos digamos que de oficina o en puestos que de alguna forma sean físicamente fijos.
¿Entonces qué puede ser útil grabar? Además de los casos en los que las fotos o vídeos sí que probaran directamente un incumplimiento o ilegalidad, un “truco” sería grabar conversaciones con el empresaurio y/o encargao en el que dieran las órdenes ilegales o admitieran los incumplimientos de la empresa, aunque fuera de forma indirecta, implícita o sobreentendida. Por ejemplo, el trabajador no se graba haciendo todas las horas extras ilegales, cosa que es absurda, sino que graba al jefe diciéndole que la jornada habitual es X. El trabajador no se graba haciendo tareas de una categoría superior por la que le corresponda más salario, sino que graba a sus jefes diciéndole cuáles son sus funciones habituales.
Incluso es posible forzar la situación o la conversación, lo que podría ser muy útil para saber con antelación cuándo sería esa conversación y llevar la pistola cargada. Por ejemplo, el trabajador, con la grabadora en marcha, va a la oficina a preguntar por qué no le han pagado las X horas extras que hace todas las semanas y los jefes le contestan, como es habitual: que las horas extras no se pagan y al que no le guste ahí tiene la puerta. O va a preguntar por qué no le hacen nómina y contrato de sus funciones reales de ingeniero en vez de auxiliar administrativo y le contestan de la misma forma. O va a pedir que su jornada y sus funciones sean las del convenio y se lo niegan, diciéndole que tiene que seguir haciendo las funciones A durante el tiempo B. El trabajador no se graba sin EPI sino que va a ver a los jefes, les pide los EPI y no se los dan. El trabajador acosado mediante falta de ocupación y aislamiento no se graba solo sin hacer nada, sino que va a los jefes a preguntarles por qué no le dan trabajo, por qué está en un despacho aparte de todo el mundo y por qué nadie le contesta ni le dirige la palabra. De esta forma, el trabajador estaría preparado para la conversación, pero el empresaurio puede que no. Menos preparado estaría aún el típico “encargao” al que le pusieron una gorra y se cree almirante de la marina.
En estos casos puede suceder que la empresa o los encargaos contesten dando largas: que el mes que viene, que la cosa está mu mala, que cuando lleves unos años te pagamos eso o te hacemos el otro contrato, que vamos a abrir el protocolo de acoso… pero por supuesto luego no hacen nada. Eso no tendría por qué desmontar la prueba, porque lo importante sería grabar una conversación en la que la empresa no solo no negara que la ilegalidad o incumplimiento sucediera, sino que lo admitiera de forma implícita o incluso explicita. Esa sí que podría ser una grabación útil en un juzgado.
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Y la empresa no podría decir que no reconoce a nadie en esas grabaciones y que se podrían haber echo en cualquier sitio? O cuando se aportan grabaciones se cita al encargado, jefe, presidente o quien esté presente en las grabaciones.
ResponderEliminarY si aún así sigue diciendo que no es él?
Los “laboralistos” son mucho de decir que las pruebas grabadas no sirven para nada porque el grabado puede decir “que no es él”. Nos ha jodido, igual que cualquiera puede decir que el documento firmado que presenta el trabajador no lo ha firmado él. Por tanto los trabajadores nunca podrían tener pruebas de ningún tipo según los “laboralistos”.
EliminarEn primer lugar hay que tener en cuenta que los empresaurios están poco acostumbrados a llegar a juicio como demandados. Son poquísimos los trabajadores que los demandan, porque casi todos "arreglan" sus problemas laborales o bien presentando la baja voluntaria o bien mendigando “los papeles del paro”. De los que demandan, muchos aceptan el acuerdo a la baja sin ir a juicio, puede que aconsejados por un “laboralisto” o “sindicalisto”. Pero cuando se llega a juicio, muchos empresaurios se acojonan cuando les toman declaración, porque el juez les advierte previamente de lo que puede pasar si mienten. Más aún se acojonan los “encargaos”. Lo explicamos en el artículo sobre los testigos en un juicio laboral.
Pero si persistieran en la negativa absurda “ese no soy yo”, eso sería afirmar que la prueba es falsa. Con lo que el juez podría poner en marcha el mecanismo de verificación de pruebas, que en resumen obligaría a la empresa o a querellarse o a admitir que la prueba fuera cierta. No sería el trabajador quien tendría que querellarse. Si la empresa se querellara y luego la prueba resultara cierta, habría cometido dos delitos penados con prisión: falso testimonio y denuncia falsa.
Es muy fácil llamar por su nombre a quien quieres grabar, igual que preguntar ( en vez de afirmar) para tirar de la lengua .
EliminarAsí es como desenmascaré las argucias del reptil de Casa Pepe para que reconociese que había falsificado mi contrato y mi alta en la seguridad social fuera de plazo .
Un hecho divertido os voy a contar. Me llamó una vez el jefe al despacho porque yo no hacía algunas ilegalidades que sí hacían los demás. Cuando llegué no estaba y mientras me dijeron que tenía que esperar a que llegara en el despacho de una administrativa de la empresa. Esta miraba continuamente a mi móvil. Me lo olí. A la hora se presentó el jefe. No sé si lo hicieron para que se terminara la batería o yo que sé. El caso es que entro detrás del jefe y lo primero que me dice es que cómo va la aplicación del móvil donde fichamos y que si se la enseño. Jajaja. Le doy el móvil y le digo tome, trastree lo que quiera que no tiene bloqueo puesto. El tío allí mirando la aplicación disimulando y se pone a continuación a soltar prendas durante 40 minutos. Yo tenía en el bolsillo una grabadora y otro móvil más pequeño grabando. Total dijo pocas burradas. Solo os comento una: que allí había compañeros que trabajaban los 30 o 31 días del mes, porque así ganaban más y había que arrimar el hombro y si la empresa gana el trabajador también gana. No os cuento más porque para eso escribo un libro, que la grabación da para hacerlo.
ResponderEliminarEs que hay gente tan inútil que no se le ocurre que el personal puede tener algún móvil viejo que todavía grabe, amén de grabadoras. Es más, dejar el móvil a la vista (con el de reserva bien escondidito) puede ser magnífico acicate para que el inocentón del empresaurio suelte la lengua.
EliminarYo se lo habría dado bloqueado y le digo que no me acuerdo de como se desbloquea
EliminarA mí también me ayudó una grabación y he de darle las gracias a Laboro, le estoy muy agradecido
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