Actualmente el truco es el mismo, pero con otros términos. Ahora a los obreros no les llaman productores, sino que les llaman "clase media", con el mismo objetivo. Así consiguen que algunos trabajadores llamen "paguitas" a las ayudas que cobran otros, aunque sean las mismas que cobrarían ellos en la misma situación. Manipular políticamente a los ignorantes es un truco más viejo que el almanaque del taller de Paco.
En el franquismo existían las ordenanzas laborales, que digamos que eran el equivalente a los convenios colectivos actuales. Existía la ordenanza laboral del campo, la del comercio, la de establecimientos sanitarios, la de empleados de fincas urbanas, la de estaciones de servicio, la de hostelería, la de minas de carbón, la de oficinas y despachos, la de pompas fúnebres, la de publicidad, la de prensa, la de seguros, la del transporte por carretera, la de banca, la de construcción, la de la madera, la textil y muchas otras más.
En estas ordenanzas laborales del franquismo es o era fácil encontrar el sustantivo “productor” en vez de trabajador y “Empresa” en vez de “empresa”. Por ejemplo, en la ordenanza de prensa tenemos la siguiente perla: “Las tarifas del trabajo con incentivo se establecerán de suerte que el productor laborioso y de los de más capacidad de trabajo obtenga, con un rendimiento correcto, al menos, un salario superior en un 25 por 100 al salario base fijado para su categoría.” En la ordenanza de la industria de la alimentación tenemos un ejemplo aún mejor: “el productor recibirá durante el período de prueba la remuneración correspondiente a la categoría con que se efectuó su ingreso en la Empresa.”
Como os estaréis imaginando, muchos de los convenios colectivos actuales proceden de las antiguas ordenanzas laborales del franquismo e incluso aún conservan el mismo nombre. Casi todos los primeros convenios de cada sector o empresa se hicieron sencillamente modificando o parcheando la última ordenanza laboral del mismo sector o empresa. Los convenios siguientes se hicieron y aún se hacen modificando el mismo convenio anterior. Como hacer copia-pega es menos trabajo, pero se cobra lo mismo, hay muchos convenios actuales en los que aún se llama productores a los trabajadores y/o ponen “Empresa” con mayúscula. Sabiendo buscar con Google, es bastante fácil encontrarlos. Por supuesto, casi todos estos convenios están firmados por CC.OO. y UGT en mayoría, porque CC.OO. y UGT son esos “sindicatos” que deciden lo que las empresas tienen que pagar a casi 14 millones de trabajadores por cuenta ajena pero teniendo solo 2 millones de afiliados entre los dos… si es que nos creyéramos que los tuvieran, que esa es otra.
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Todos los artículos publicados en Laboro son 100% originales. Son otros los que copian contenido e imitan el nombre.
Vale, no te gustan los sindicatos mayoritarios. Aún puede ser que los odies. Pero con estos artículos, ¿Qué labor haces? Informar a los trabajadores no, desde luego. ¿Mantener el blog vivo?
ResponderEliminarPor otra parte, si el 90% artículo se puede resumir en el título... dejémoslo en que no es un buen uso, ni de tu tiempo escribirlo, ni del nuestro leerlo, ni del mío criticarlo. Y te aprecio. Así que, ¿por qué estamos aquí todos perdiendo el tiempo?
Joder cómo te has levantado hoy, Laboro !!!
ResponderEliminarSe dice que la más grande lección de la Historia es que nadie aprendió de ella y que por tanto los seres humanos, incluidos los trabajadores, estamos condenados a repetir errores una y otra vez.
ResponderEliminarNo entiendo que se critique acaloradamente que se toque un tema de suma importancia como utilizar el "lenguaje" de una dictadura por grupos sociales, asociaciones sindicales o partidos políticos. Tras el lenguaje de la dictadura había, y parece que sigue existiendo, toda una interpretación y distorsión de las diversas realidades encaminadas a manipular a los ciudadanos, trabajadores, grupos sociales, etc.
Que en convenios colectivos de un Estado Democrático haya vestigios del lenguaje de la dictadura dice mucho, y no bueno, de quienes lo emplean y plasman por escrito en los acuerdos que regulan las relaciones laborales en una empresa, sector u otro ámbito superior. Además puede llegar a hacernos pensar que comparten ideología con partidos políticos extremistas, en este caso de extrema derecha.
No menospreciemos los términos y lenguaje, leamos entre líneas con espíritu crítico y después decidamos si lo que se nos dice es beneficioso, adecuado o acertado. Pero siempre sin hacer censura: que cada cual se exprese como quiera siempre que se respeten los Derechos Humanos y de las personas trabajadoras.
Karl Marx ya hablaba de "fuerzas productivas", "fuerza del trabajo", "relaciones de producción", etc.
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