Los trabajadores haríais muy bien intentando pensar como un empresaurio. Un empresaurio es un tio lleno de ínfulas, pero al que solo le va bien la empresa porque ha tenido la suerte de dar con X buenos empleados que tragan con sus ilegalidades. Ese tío no tiene ni idea de derecho laboral a nivel Tortugas Ninja, sino que lo único que hace es llevarle todos los papeles a su “asesoría Pepe”, que le perpetra chapuzas con los contratos, con las nóminas y con los movimientos en la SS, sin que se de cuenta. Pero ese tío tampoco tiene ni idea de qué hacer cuando un empleado se le enfrenta, en muchos casos porque no le ha pasado nunca. Quejarse, se quejan muchos trabajadores, aunque algunos ni eso; pero lo que se dice plantarle cara a la empresa y negarse a las ilegalidades, pocos.
Si pensaras como un empresaurio, quizá te darías cuenta de que el empresaurio no quiere despedirte, porque haces un buen trabajo. Si no hicieras un buen trabajo ya te habría echado, por mucho que tragaras con sus ilegalidades. El empresaurio no quiere despedirte sino que lo que quiere es que tragues, porque despedir a un trabajador que hace un buen trabajo es un gran problema. Uno de los mayores problemas por los que puede pasar una empresa cuando funciona bien y tiene buenos beneficios. Despedir a un trabajador puede ser un problema mayor para la empresa que para el trabajador despedido. Mucho mayor en ocasiones, por muchas razones:
- La empresa podría no encontrar sustituto en esas condiciones ilegales y menos aún en poco tiempo. Quien ofrece cacahuetes solo puede aspirar a contratar monos, pero cada vez hay menos monos. Todos sabéis los problemas que tienen los empresaurios de hostelería, transporte, oficios, etc. para cubrir sus puestos de trabajo.
- El sustituto necesitará un tiempo de formación y adaptación.
- El sustituto podría ser menos productivo que el despedido, incluso después de su adaptación y formación.
- Sobre todo, nadie le podría asegurar al empresaurio que, al poco tiempo, el sustituto no se “plantara” igual que el despedido o se marchara de la empresa.
- Por supuesto, sin olvidar los aspectos legales del despido. Es obvio que un trabajador que se plante puede no ser fácil ni menos aún barato de despedir. Este tipo de trabajador no es tonto y puede que incluso haya tenido la precaución de estar en una de las situaciones de protección contra despido improcedente. O podría denunciar a la empresa por sus ilegalidades en otras materias: fiscal, urbanismo, sanidad, seguridad social…
- Si pretendiera acosar al trabajador para que dimitiera, la empresa se podría ver en un problema mucho mayor. Recordemos otra vez que no estamos hablando de un trabajador cualquiera sino de un trabajador que ha plantado cara a su empresa; por lo que si no es fácil su despido, menos fácil es su acoso. Entrarían también temas penales que pudieran ser castigados con prisión, además de que el trabajador podría “despedirse a sí mismo” con indemnización de improcedente, otra indemnización adicional por violación de derechos fundamentales y derecho a paro.
En la contraparte tenemos al trabajador. Si no fuera un farol sino que lo despidieran de verdad, solo querría decir que dejaría de cobrar el salario pero también dejaría de trabajar en unas condiciones ilegales. Un problema irresoluble sería que tuviera que seguir trabajando sin cobrar; pero si deja de cobrar y también de trabajar, el saldo es cero. Además de que en la mayoría de ocasiones tendría derecho a indemnización de despido, al paro o a algún subsidio o ayuda. ¿Por qué te crees que las llaman “paguitas”? ¿Porque quieren que no se las den a los inmigrantes “ilegales”? No seas idiota. Porque quieren que no te las den a ti y así tengas menos posibilidades de dejar de tragar con los empresaurios, que por algo las llaman paguitas.
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Todos los artículos publicados en Laboro son 100% originales. Son otros los que copian contenido e imitan el nombre.
Muy interesante y necesario artículo. Cabe señalar que el abuso y chantaje que describes en forma de amenaza de despido tiene nombre: subordinación ultra-contractual. Podeis verlo desarrollado en una tesis y un artículo:
ResponderEliminarTesis: https://addi.ehu.es/handle/10810/26876
Artículo: https://revistas.ucm.es/index.php/STRA/article/view/66444
Me gusta leer blogs como este llenos de libertad del que escribe Te dejo un saludo desde el mar en Miami
ResponderEliminarA todo lo dicho por Laboro (que aplaudo, como siempre), se puede añadir que las empresas no trabajan en el desierto, sino que tienen una clientela que demasiadas veces conoce al trabajador despedido. Tal vez no en una gran ciudad (aunque la mala fama acaba por saberse) pero sí en localidades menores. Incluso en una capital pequeña hay muchos contactos personales.
ResponderEliminarEn mi entorno, recuerdo cierta gran superficie que tras implantarse en una localidad que yo me sé, contrató un montón de gente de la zona ofreciendo el oro y el moro. Muchos dejaron otros trabajos atraídos por las buenas condiciones… Pero era una trampa, porque solo los tuvieron unos meses, hasta que enseñaron a otros empleados a los que les pagaban lo mínimo. Negocio redondo, salvo por un detalle: la gente de la localidad decidió que había otras tiendas. Esa gran superficie estuvo a punto de cerrar, el listillo que la dirigía se fue a la calle (su mundillo no es tan grande y la mala fama se queda), y la tienda de marras sigue siendo minoritaria, aunque ya han pasado quince años del «suceso».
De esas he visto más. Comercios y bares que, tras hacer una guarrada a un trabajador, se quedan sin clientes. Basta con ver como en algunas calles hay bares llenos y otros vacíos. Dicen que un cliente insatisfecho se lleva a otros cinco ¿Cuántos familiares y amigos tiene un trabajador?
En las consultoras informáticas, también llamadas cárnicas, suele ser típico ir a por proyectos que tienen otras pagando mucho menos y cuando se lo dan van exigiendo a la consultora antigua, que pagaba mejores sueldos, que forme a sus empleados.
EliminarLaboró por favor un artículo que explique el despido que cada vez más están utilizando los empresaurios a principios de el mes de agosto o por ejemplo un 28 de julio, te ves algo desamparada ya que es un mes inhábil solo para algunos casos, para un despido disciplinario el tiempo corre, jueces y abogados de vacaciones, sé que te puedes representar a ti mismo como he leído mucho en tus artículos, pero no todo el mundo puede ni sabe hacerlo. Yo estoy esperando mi sentencia desde julio por eso ahora sé de este mes inhábil pero tengo una compañera que la han despedido el 1 de agosto y no ha encontrado ni un solo agobiado que la represente.
ResponderEliminarAgosto NO es inhábil, puedo entender tu preocupación ya que a mi me pasó algo parecido pero en Navidad, por eso las empresas actúan como actúan, saben perfectamente lo que hacen. Lo que sí que puedes hacer es interponer tú misma el acto de conciliación pidiendo lo que quieres y luego ya la demanda. No te soluciona el problema pero al menos te da un balón de oxígeno ya que el trámite de 20 días que tienes para presentar demanda en el juzgado de lo social se paraliza (aunque no indefinidamente claro) hay que calcular muy bien los tiempos, las empresas juegan con eso a su favor y hay que tener muy claro los tiempos para no fallar y que caduque la acción. ánimo! quien busca, encuentra.
EliminarSolo son inhabiles los sabados y domingos como en cualquier otro mes
Eliminary los festivos, por ejemplo en Madrid solo fue inhabil el 15 de Agosto, Asunción de la Virgen.
https://administracion.gob.es/pag_Home/atencionCiudadana/calendarios/diasInhabiles.html
Mira que me parece difícil que en Agosto no encuentres ni un abogado laboral, consulta al Colegio de Abogados de tu zona o al Consejo General de la Abogacía Española.
En mi caso ser valiente me costó caro, fui despedido después de 5 años, en la empresa se hace un exceso de horas extra bastante grandes y de vez en cuando se escapan algunas en la nómina...
ResponderEliminarYo siempre le reclamé lo que faltaba y el jefe reconocía el error y al mes siguiente lo tenía ingresado. Hasta que ese jefe se jubiló y dejó el puesto a un familiar que no llegaba a la treintena, al volver a reclamar las horas me explica que los días extras se cobran menos y que está así pactado en acuerdo interno, le indicó que un pacto interno nunca puede ser inferior a un convenio colectivo, pido ese pacto interno a los delegados sindicales y me dan largas.
A las 3 semanas fui despedido, reconociendo en la misma carta de despido de improcedencia y habiendo sido un trabajador ejemplar hasta la disminución de rendimiento...
Después interpuse denuncia con un sindicato por garantía de indemnidad. Abogada de sindicato con la cual en un principio ni siquiera me quería coger el caso ya que apenas tenía pruebas según ella. Después de mucho insistir y no amedrentarme hasta el día antes del juicio conseguí una indemnización adicional.