El despido por quejarse verbalmente.

Supongamos que un trabajador se informara sobre sus problemas laborales y llegara a la conclusión de que lo que le hace la empresa vulnera la legislación y a consecuencia de ello decidiera "hablarlo con el jefe". No sobre problemas laborales digamos que bastante técnicos, como por ejemplo podría ser la valoración de un coche como salario en especie, sino sobre los típicos y obvios problemas laborales en Españistán. Como unas horas extras ilegales, un salario por debajo de convenio, un contrato temporal en fraude, un proceso de acoso laboral, falta de vacaciones, etc. etc.

Pues bien, eso de ir a hablar con el jefe sobre temas obvios como los citados podría tener sus consecuencias. Digamos que dichas consecuencias podrían oscilar entre las posibilidades siguientes, con toda la graduación intermedia que se pueda imaginar:

La primera posibilidad sería que el empresario le dijera al trabajador que tiene razón, que perdone y que inmediatamente le va a pagar las horas extras realizadas y/o su salario correcto por convenio, le va a hacer un contrato indefinido por fraude en el anterior, le va a dejar de acosar, le va a dar todas sus vacaciones en la fecha que acuerden, etc. etc. Porque resulta que todo eso estaba sucediendo en la empresa del empresario sin que él lo hubiera ordenado e incluso sin que lo supiera. O bien el empresario no sabía que era ilegal hacer 50h a la semana, no sabía que era ilegal pagarle salario de telefonista al jefe de contabilidad, no sabía que fuera fraudulento un contrato temporal de verano en noviembre, porque no se puede saber de todo y hay cosas que son mucho lío y eso.

La segunda posibilidad sería que el empresaurio le dijera al trabajador que él no sabe nada de esos rollos y lo mandara a preguntar a la asesoría o a los técnicos de personal, por supuesto fuera de horas de trabajo. Pero no a cualquier asesoría o técnico de personal sino a la asesoría de la empresa o departamento de RR.HH. de la empresa. Es decir a los que, cobrando del empresaurio y por orden del mismo, habrían hecho esa nómina, ese contrato, etc. Sorpresivamente, la asesoría/RR.HH. le dirían al trabajador que lo que ellos hacen está bien hecho. Tras lo cual todo estaría solucionado y el empresaurio seguiría haciendo lo mismo de siempre.

La tercera posibilidad sería que el empresaurio siguiera haciendo lo mismo de siempre con el resto de la plantilla y al que hubiera ido a "hablarlo" le comunicara a los pocos días un despido objetivo como excusa o una finalización de contrato temporal por muy en fraude que estuviera. Incluso reconociendo la improcedencia del despido y pagando su indemnización, ya que la reforma laboral del 2012 rebajó la indemnización de despido improcedente precisamente para eso. Porque si ese trabajador ya se hubiera molestado en informarse sobre la posible ilegalidad de lo que estuviera haciendo el empresaurio, puede que no se conformara con que le dieran largas y menos aún con una denegación de sus derechos y puede que cambiara sus quejas verbales por una demanda de reclamación de cantidad, de reconocimiento de contrato indefinido, de extinción voluntaria indemnizada, etc. etc.

Supongamos que se diera la 3ª posibilidad. Es decir que pusieran en la calle al trabajador por ir a quejarse verbalmente. Entonces el trabajador quizá supiera que el despido a consecuencia de la petición de un derecho laboral es nulo y por tanto implica la readmisión obligatoria. Quizá incluso llegaría a impugnar el despido buscando dicha nulidad y readmisión y llegara a juicio. Entonces sorpresivamente el empresaurio podría negar la mayor, es decir negar en juicio que el trabajador hubiera pedido un derecho y menos aún el día de antes del despido. Sorpresivamente, el trabajador no podría probarlo porque solo fue "a hablarlo", es decir que la petición o queja habría sido verbal y por tanto no tendría ni prueba ni indicio de que el despido pudiera ser a consecuencia de una queja/petición cuya existencia ni siquiera estaría demostrada. El trabajador se sorprendería sorpresivamente porque fíjate tú quién podría esperarse que mintiera en el juicio ese empresaurio que tiene a nombre de su empresa los coches y teléfonos particulares suyos y de toda su familia.

Claro que otro gallo podría cantar si por ejemplo el trabajador probara que pidió que la pagaran las horas extras curiosamente el día anterior al despido o finalización de contrato antes de tiempo. Eso se estudia en un máster del universo de esos con diploma con bordes chulos como las etiquetas de las botellas de ron. Concretamente hay un módulo de 80h en el que explican que eso se podría probar haciendo la petición por escrito, por burofax o incluso grabando la petición verbal de forma oculta. Por algo el máster vale 7.000€, ya que eso solo lo saben los más avanzados eruditos que llevan camisas con gemelos.

Luego hay otro módulo del máster en el que te explican que quizá sería tontería ir a quejarse si el trabajador no estuviera dispuesto a demandar al empresaurio si sorpresivamente se negara a solucionarle el problema por las buenas. Pero ese módulo ya es de 150h con animaciones flashgolosina versión turicohelado, porque estamos hablando de los más reconocidos expertos en el mundo de las relaciones laborales que escriben cosas con rotus blancos en pizarras de cristal supermolonas.

Ahora que cada cual saque sus conclusiones y deduzca qué tipos de consecuencias serían más probables en su caso particular si fueran a "hablarlo con el jefe". O al menos qué consecuencias serían las de menor probabilidad.

Quizá sea el momento de recordar a los que aconsejan directamente a los trabajadores "ir a hablarlo con el jefe". No sobre el salario variable en forma de stock options sino sobre trabajar 60h en el bar de Manolo cobrando 40h y con un contrato de 20h. No al jefe del departamento de compras de la multinacional con antigüedad de 30 años y salario de 5.000€ sino al último camarero contratado por Manolo hace 15 días con salario de 500€ en B y otros 500€ en A.

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