Por supuesto, todas las reformas laborales que se están aprobando y que se van a aprobar tienen un único objetivo fundamental: que el trabajador cobre menos. Sea porque le van a bajar el sueldo, porque le van a pagar menos despido o porque va a tener más difícil cobrar el paro. Todos los nombres eufemísticos que se le están dando importan tres pares de c... Que si aumento de la flexibilidad, que si miniempleos, que si las prácticas laborales, que si las nuevas agencias de empleo, que si vincular los salarios a la productividad, que si reducir el nº de contratos... Menos chorradas. Todo eso conduce a lo mismo: menos salario de una forma o de otra. No como perjuicio colateral inevitable sino obviamente con toda la intención, como objetivo final único y prioritario; pero haciéndolo de forma que el ejército de padefos babeantes ni si entere.
Pero de lo que no se enteran los empresarios de PYMES es que estas bajadas de salarios sólo beneficiarán a las grandes empresas porque ellas pueden bajar sus precios o subirlos menos manteniendo sus márgenes apretando más a sus proveedores, pero las PYMES no pueden hacerlo. Por no hablar de que la forma habitual de responder del trabajador hispánico cuando le joden no es salir a la calle a tocar el pito con una pegatina roja sino la huelga a la española con lo que la bola de nieve seguirá creciendo.
Que no se olvide añadirle al potaje las grandes bajadas de salarios que ha habido a los empleados públicos y las que les quedan, con lo que montones de clientes más ven aún más reducido su poder adquisitivo. Al potaje le pueden echar también un buen puñado de precariedad añadida por las nuevas reformas, que hará que los clientes ni siquiera gasten lo poco que les sobre, por si acaso. Incluso, por qué no, que le echen también siete u ocho kilos de desjudicialización, que es una especia que mola mucho porque sirve para que el empleado que no traga ni siquiera puede demandar judicialmente. Tras unas semanitas de cocción, que ya se han iniciado, podrán servir el potaje que engordará a las grandes empresas pero matará de hambre a la mayoría de las PYMES. Veamos un ejemplo:
- Supongamos que antes de la crisis la "tarta" a repartirse entre todas las empresas grandes y pequeñas pesaba 100kg. Supongamos también que las grandes empresas se comían el 30% de la tarta y las PYMES el 70%; es decir 30kg y 70kg respectivamente.
- La crisis significa fundamentalmente que la tarta ahora crece menos o incluso es más pequeña. Supongamos que la tarta hubiera bajado un 10%, que ya es suponer, con lo que ahora pesaría 90kg.
- Gracias a las reformas las grandes empresas incrementarán su cuota de mercado y ahora se comerán, por poner un ejemplo, un 40% de la tarta y las PYMES un 60%; es decir 36kg y 54kg respectivamente. O sea, las grandes empresas 6kg más que antes y las PYMES 16kg menos.
Por supuesto los datos son totalmente inventados. Sólo pretenden que todos los empresarios de PYMES comprendan que es perfectamente posible que las empresas grandes ganen más y las PYMES menos habiendo un menor crecimiento económico e incluso habiendo recesión. Ahora que piensen si acaso no se están equivocando cuando creen que ellos juegan en el mismo equipo que las grandes empresas y que en el otro equipo juegan los trabajadores.
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