Cómo distinguir al buen abogado laboralista del mal abogado laboralisto. Parte 1 de 2.

Aunque cualquier trabajador puede demandar a su empresa él solo sin pagar, muchos suelen preferir buscar un abogado o graduado social para que se ocupe de su caso. Recordemos una vez más que los verdaderos especialistas en el tema son los graduados sociales y que además pueden cobrar menos. Pero en todas las profesiones hay buenos y malos, por lo que vamos a intentar que podáis distinguir a los que llamaremos “laboralistos”; es decir a los malos e incluso pésimos no solo por no saber, que también, sino especialmente por buscar su conveniencia personal por encima de la del cliente.

La regla de oro de los laboralistos es que solo quieren ir a lo fácil sin importarles que sea contra los intereses del trabajador. En general, el laboralisto no quiere necesariamente ganar el caso de la forma en la que tenga derecho el trabajador, sino que su negocio es rellenar formularios prefabricados solo de casos habituales y luego presionar al trabajador para que acepte cualquier acuerdo que proponga la empresa por muy a la baja que sea. El laboralisto tiene a su favor que el trabajador casi siempre tiene razón, gracias a las ilegalidades más que generalizadas de los empresaurios y a las chapuzas de sus “asesorías pepe” con los contratos y las nóminas. Además en la mayoría de los casos es la empresa la que tiene la carga de la prueba, con lo que es fácil que se produzca la oferta rebajada porque también conviene a la empresa.

Pero para poder ir a lo fácil, lo tiene que permitir el caso del que se trate. Por tanto, lo primero que hace el laboralisto es decidir si te acepta o no tu caso y probablemente lo hará sobre la marcha solo con oírte contarlo. Teniendo en cuenta que, para un laboralisto, los casos pueden ser no deseables por el asunto pero también por el cliente. Por ejemplo el que en general conozca las normativas legales e incluso la doctrina relacionadas con su caso, que no sea fácil de engañar y especialmente el que luego pudiera darse cuenta si el laboralisto se equivocara o no hiciera lo suficiente.

Si el laboralisto decidiera no coger tu caso aunque tuvieras razón y pruebas, si es que fueran necesarias, no te diría que no quiere sino que no se puede, que vas a perder, que no lo puedes demostrar, que es peor demandar… Un laboralisto no te dice que no quiere el caso sino que no tienes caso aunque sí que lo tengas. Por ejemplo, un laboralisto podría no querer coger un caso de reclamación de salario variable o de horas extras ilegales habituales, porque en una demanda de reclamación de cantidad hay que poner la cantidad exacta que se pide y explicar por qué. Lo que supondría ponerse a hacer unos conteos y cálculos más o menos tediosos que los laboralistos sencillamente no quieren y/o no saben hacer. ¿El laboralisto te va a decir que no quiere hacer las cuentas porque se cansa, no tiene ganas y ni siquiera está seguro de saber hacerlas? ¿O el laboralisto te va decir que el salario variable y las horas extras ilegales habituales no se pueden probar? Por la misma razón, para el laboralisto tus nóminas estarán siempre bien y tu convenio será el correcto. Porque si estuvieran mal o te estuvieran aplicando un convenio con salarios inferiores, tendría que saber hacer y de hecho hacer bien las últimas 12 nóminas correctas y explicar las cuentas en la demanda para reclamar la diferencia.

Los laboralistos tampoco suelen querer los asuntos de acoso laboral. En estos casos, la demanda hay que meterla en la modalidad de tutela de derechos fundamentales y eso no suele venir en los modelos y un laboralisto ni siquiera sabe bien cómo hacerla. Además puede ser necesario citar testigos oficialmente, trascribir unas grabaciones… O sea que no es a lo fácil y por tanto no lo quiere; pero te dice que el acoso es muy difícil probarlo, que se pierden todos los casos, que es tu palabra contra la de la empresa...

Sea por no saber, sea por no querer o sea por la dos cosas, la excusa favorita de los laboralistos para quitarse casos de encima es decir que las grabaciones ocultas no valen. Lo cual es o bien una mentira descarada o bien una ignorancia profesional del derecho laboral del primer libro de Baby Shark. Pero ahora es más difícil colar que las grabaciones ocultas no valen, porque los trabajadores ven la tele; por lo que algunos laboralistos dicen que sí que valen pero que los jueces no las suelen admitir; como si lo pudieran hacer a su libre albedrío sin motivarlo y esa inadmisión no se pudiera impugnar. Al decir que no valen las grabaciones, se quitan de encima muchos de los casos que no quieren atender, porque a veces no se pueden probar de otra forma. De todas formas, al laboralisto pata negra en realidad le da lo mismo que te des cuenta de que te está mintiendo y de que simplemente no quiere tu caso, porque aunque lo aceptara sería muy probable que jamás volvieras a acudir a él ni lo recomendaras después de que hubieras sufrido sus artimañas posteriores en el proceso, de las que hablaremos en el próximo artículo sobre este tema.

Por el contrario, los casos que habitualmente son del gusto de los laboralistos son los despidos, especialmente los despidos disciplinarios por causas inventadas, como el clásico despido por supuesto bajo rendimiento. No solo pueden ser los casos de más dinero sino también los más factibles para ir a lo fácil. Primero meter la solicitud de conciliación y demanda de despido con los modelitos de siempre. Como la empresa sabría de sobra que el despido no sería procedente, en conciliación podrían ofrecer una indemnización muy rebajada y entonces el laboralisto tendría el campo libre para meterte caña o incluso miedo para que la aceptaras. En el artículo sobre los actos de conciliación te explicamos los cuentos que suelen meter para asustar al cliente (enlaces al final). Por eso, los abogados laboralistos nunca admiten que tu caso pueda ser de despido nulo o te vienen con el cuento de que "es muy difícil", como si fuera algo así como ganar la lotería. Tendrían que ir a juicio si admitieran que fuera un despido claramente nulo, porque las empresas casi nunca ofrecen la readmisión en conciliación sino solo la indemnización por despido improcedente. Además, el despido nulo con violación de derechos fundamentales supone el derecho a cobrar una indemnización adicional además del derecho a la readmisión, por lo que admitir que tu despido pudiera ser nulo supondría reducir las posibilidades de que tú aceptaras la indemnización rebajada que te ofreciera la empresa.

Merecen una mención especial los laboralistos cuando además de ser laboralistos trabajan en un sindicato. Obviamente no estamos diciendo que todos los profesionales de los sindicatos sean laboralistos, pero eso no quitaría que los laboralistos pudieran sobrevivir mucho más fácilmente en un sindicato que de forma independiente. Si un laboralisto cayera en un sindicato, cobraría el mismo salario metiendo diez demandas por día que no metiendo ninguna. Además quizá podrías informarte de cuántos afiliados le tocan a cada abogado "fijo" de la delegación de tu sindicato y no sería de extrañar que fueran unos 4.000 aproximadamente. Por lo que un laboralisto en un sindicato tendría a huevo quitarse casos de encima, incluso hasta los que sí que aceptaría si fuera laboralisto independiente. Con las típicas excusas de que las empresas pueden hacer lo que quieran por la reforma laboral del PP, que todos los jueces van a favor de las empresas, que se están perdiendo todos los casos, que cuidao que como demandes te van a despedir, que vas a perjudicar a tus compañeros, que vas a perjudicar a la empresa y a lo mejor cierra, que el acoso y las horas extras nunca se pueden probar, que no valen las grabaciones, etc. etc.

En el próximo artículo sobre este tema, trataremos lo que hacen los laboralistos cuando sí que te cogen el caso. Que ya te lo puedes estar imaginando: hacer solo lo necesario para conseguir un acuerdo sea como sea y trabajando lo mínimo posible. Pero quizá algunas formas de hacerlo aún no las conozcas.

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