El fraude de los “manitas” y “chapucillas”.

Vamos a llamar “manitas” o “chapucillas” a esos trabajadores que se dedican a lo que suelen llamar pequeñas reparaciones e instalaciones, pero defraudando descaradamente tanto a Hacienda como a la Seguridad Social. La gran mayoría son españoles y se han montado una forma de vida que consiste fundamentalmente en vivir del resto de los contribuyentes y cotizantes. Os vamos a explicar lo que hacen y cómo lo hacen.

No es raro que los pequeños comercios te ofrezcan los servicios de estos chapucillas. Ve a una tienda de electrodomésticos y pregunta por la instalación de ese lavavajillas encastrado que tanto te gusta. Ve a una tienda de pinturas y pregunta si además de venderte la pintura te van a pintar la casa. Si te dicen que la empresa no presta ese servicio, pero que te puede buscar o recomendar a “uno” que te lo va a hacer muy bien e incluso te dan su tarjeta, entonces ese podría ser un chapucillas defraudador.

Hay empresas que tienen a sus chapucillas de cabecera, manteniendo una relación que beneficia a las dos partes. El chapucillas se beneficia de que la empresa le proporciona la mayor parte de sus clientes y la empresa se beneficia de quedar libre de responsabilidad ante el cliente en caso de fallos en el servicio proporcionado por el chapucillas. También hay chapucillas independientes, que se buscan ellos mismos sus clientes publicando anuncios gratuitos en conocidas webs y aplicaciones, así como chapucillas que trabajan de ambas formas.

En lo que respecta a su relación fraudulenta con la SS, hay dos tipos de chapucillas:

El primer tipo lo forman los chapucillas que no están dados de alta en la SS ni como autónomos ni como trabajadores por cuenta ajena de una empresa. ¿Por qué? Pues porque están cobrando una pensión de jubilación, de incapacidad permanente, el paro, el subsidio por desempleo o el ingreso mínimo vital. A los ingresos de su prestación les añaden lo que se sacan por las ñapas que cobran en B, por lo que estos chapucillas pueden ganar en neto más que un trabajador “normal” de jornada completa. Sobre todo teniendo en cuenta que los chapucillas no cobran poco por sus ñapas. ¿Quizá unos 60€ por hora, limpios de polvo y paja, y se quedan tan tranquilos? Cualquiera sabe.

El segundo tipo es de los chapucillas que sí que están dados de alta en la SS, pero no como autónomos sino como trabajadores por cuenta ajena de una empresa en la que trabajan. Hacen su jornada laboral en la empresa y por otro lado hacen sus ñapas en su tiempo libre. Aunque estén dados de alta, también defraudan a la SS porque tendrían que pagarse su cotización como autónomos aparte de la que pagan sus empresas como empleados por cuenta ajena. También hay funcionarios, personal laboral y personal estatutario de las administraciones públicas que se han montado sus negocietes por las tardes. A ver si os creéis que todos los chapucillas son pintores y que no hay chapucillas psicólogos, profesores, preparadores de oposiciones…

Por supuesto, también hay chapucillas que sí que se dan de alta en la SS como autónomos… cuando no les queda más remedio. Sobre todo los más jóvenes, cuando no son tontos y se dan cuenta de que les conviene cotizar para poder jubilarse. Pero eso no quiere decir que no defrauden a la SS, porque la cotización está ligada a los ingresos desde hace un par de años. Como muchos de sus servicios los cobran en B, no los meten en sus declaraciones de IVA e IRPF, por lo que también cotizan menos de lo que deberían a la SS.

En lo que respecta a su relación con Hacienda, no hay subtipos de chapucillas, porque su característica fundamental es que cobran en B, lo que implica cobrar solo en efectivo. El chapucillas es capaz de mentirte a la cara diciendo que no tiene Bizum e incluso que no tiene cuenta bancaria, para que teóricamente no puedas pagarle “por banco”. Que no tenga Bizum puede creerse, pero que no tenga cuenta bancaria no se lo cree nadie. En alguna cuenta tiene que cobrar su prestación de la SS y domiciliar sus recibos, aunque sea la cuenta de otra persona.

A los empresaurios hispánicos les viene de perlas que haya chapucillas cobrando en B, porque el empresaurio también se trinca en B una parte de sus ingresos; sobre todo los de los clientes particulares, no empresas, que le pagan en efectivo. En Laboro ya hemos explicado muchísimas veces que la única regla fiscal del empresaurio hispánico es más que sencilla: lo A solo se paga con lo A y lo B solo se paga con lo B. ¿Qué puede hacer un peluquero con todo el dinero de la caja que se trinca cada día de los clientes que le pagan en billetes? Por ejemplo, pagarse en B las reformas, reparaciones e instalaciones de sus locales y viviendas.

No olvidemos al chapucillas “con ayudante”, al que el chapucillas le paga también en B. ¿Sabéis qué? En muchísimos casos, curiosamente el chapucillas es español pero el “ayudante” es un inmigrante ilegal. El español es el que está cobrando fraudulentamente la “paguita” de su prestación de paro, subisidio o incapacidad además de lo que se pilla en B de los clientes, pero el inmigrante solo cobra lo que le da en B el español y ninguna otra “paguita”, porque no ha cotizado para tenerla. Aún encima, os podéis imaginar a qué partidos vota este español de bien para que le dejen seguir con su forma de vida, le dejen seguir cobrando en matálico y sobre todo para que su “ayudante” siga siendo ilegal y no se ponga chulo cualquier día pidiendo cosas de rojos.

Para finalizar, no hay que confundir a estos chapucillas con los falsos autónomos que algunas grandes empresas tienen en cartera. Algunas incluso se han montado una especie de plataformas o aplicaciones de "autónomos" para que les hagan los trabajos a los clientes. En esos casos los pagos son en A, porque ninguna gran empresa te va a cobrar en B el aire acondicionado o los muebles que le compres ni su montaje o instalación. Otra cosa es que la empresa no tenga contratados a sus instaladores como personal laboral, sino como falsos autónomos. La diferencia es que el chapucillas lo es porque quiere y el falso autónomo lo es porque no le queda otra.

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