La empresa no puede cambiarte de contrato sin consecuencias legales.

Cuántas veces se oye decir a un trabajador algo así como que "mi empresa me ha cambiado de contrato", pero sin que el trabajador lo firme. Sencillamente eso no se puede hacer. Mejor dicho: hacerlo tiene unas consecuencias legales totalmente diferentes a las que pretende la empresa y favorables para el trabajador. No estamos hablando de modificar el contrato vigente sino de finalizar dicho contrato vigente e iniciar uno nuevo y todo ello sin que el trabajador firme nada. Por supuesto, esta idea es perpetrada por una "asesoría Pepe". Es de simple sentido común que un contrato es un pacto entre dos partes, por lo que es materialmente imposible que una empresa inicie unilateralmente un contrato de trabajo que vincule al trabajador. La jugada podría ser como la siguiente:

  • Paco el del taller contrata a Porfirio el mecánico. Su contrato temporal se lo hace una "asesoría Pepe" con alguna cláusula de temporalidad ridícula, inventada y totalmente nula que produce que el contrato sea equivalente a indefinido desde el primer día.
  • De vez en cuando, a Porfirio le cambian de contrato, por diversas razones. Porque "se le acaba" el contrato temporal que tiene en ese momento y quieren hacerle uno nuevo de otro tipo porque dicen que "ya no se puede" hacer otro igual. Porque una trabajadora se ha quedado embarazada y hay que aprovecharlo para hacerle un contrato de interinidad a Porfirio para ahorrarse las cotizaciones. Por razones similares cuando otro trabajador se jubila parcialmente. Porque Porfirio ha empezado una reducción voluntaria y según la "asesoría Pepe" para eso hay que hacer otro contrato. O por cualquier otra razón absurda, pero el caso es que comunican una baja y una nueva alta de Porfirio a la SS y un nuevo contrato al SEPE, pero sin que Porfirio firme nada y por supuesto sin pagarle indemnización por el fin del contrato temporal anterior. A veces, Porfirio ni siquiera firma tampoco su primer contrato, hecho que rozaría o superaría el tope imaginable de incompetencia profesional. A veces, incluso cambian de contrato a Porfirio sin decírselo a Porfirio y este se entera cuando recibe un mensaje de aviso de la SS comunicándole el movimiento o cuando recibe un informe de vida laboral de la SS con una lista de contratos de los que solo ha firmado uno o ninguno.
  • Cierto día, la "asesoría Pepe" le dice a Paco el del taller que ya no le pueden hacer más contratos a Porfirio, como si fuera verdad que alguien se lo fuera a impedir en el SEPE o en la SS. Que ya han gastado todos, por así decirlo, y que o bien lo echa al acabar el último contrato o bien lo hace "fijo". Entonces Paco el del taller decide entre ambas opciones, porque se cree que lo que dice su "asesoría Pepe" es verdad porque son muy listos y tienen mucha experiencia.

Si el asunto acabara con Porfirio como mecánico "fijo", digamos que no tendría mayor problema. Porfirio estaría tan feliz y Paco quizá estaría orgulloso de haber salvado a una familia de la bancarrota y de ser un empresario que levanta España y la salva de los podemitas o algo así. Por supuesto, ninguno de los dos tendrían ni idea de que en realidad Porfirio seguramente ya era indefinido a efectos legales desde el primer día o al menos llegó a serlo un tiempo después, por lo que no habría ganado nada firmando el nuevo contrato indefinido. Habrían sido inútiles casi todos, por no decir todos, esos cambios de contrato, altas y bajas. Aunque quizá hacer todos esos movimientos pueda servirle a la "asesoría Pepe" para justificar la necesidad de sus servicios y lo que cobre por ellos.

El pleito podría surgir cuando sí que echaran a Porfirio, porque esa asesoría Pepe habría obviado que todos los contratos son indefinidos y a jornada completa por defecto. Finalizar un contrato e iniciar otro sin que el trabajador lo firme es iniciar un contrato indefinido a jornada completa, salvo prueba en contrario que le correspondería a la empresa. Por lo que en todos y cada uno de esos cambios de contrato que el trabajador no firmó, este trabajador se podría haber convertido en indefinido. Si es que no hubiera sido indefinido desde el primer día gracias a un contrato temporal en fraude. Digamos que un contrato temporal bien hecho se transforma en indefinido gracias a otro temporal mal hecho posterior. Pero incluso aunque todos los contratos temporales estuvieran bien hechos e incluso aunque el trabajador los hubiera firmado todos, gracias a haber tenido tantos contratos podría haber llegado a los 24 meses de contratación en un periodo de 30, con lo que también se habría convertido en indefinido. En resumen, se supone que todos esos cambios de contrato tenían como único objetivo que Porfirio no llegara a ser indefinido, pero conseguirían precisamente todo lo contrario. Un brindis por las "asesorías Pepe" y gracias por facilitar tanto el trabajo a quienes se dedican al asesoramiento de trabajadores.

Entonces resultaría que Porfirio podría presentar demanda de impugnación de despido si le echaran al acabar "el último" contrato, porque esa finalización de contrato temporal en realidad habría sido un despido. Despido que sería improcedente, por lo que Paco el del taller tendría que readmitir a Porfirio pagándole y cotizando sus salarios de tramitación o bien tendría que pagarle la indemnización de despido improcedente. Por supuesto, si Porfirio no demandara, se tendría que conformar con lo que le hubieran pagado, con cobrar el paro y con ver el fútbol en el bar, que es lo importante y lo que hace todo el mundo.

En cambio, supongamos que se hubieran hecho las cosas bien desde el principio, es decir contrato indefinido desde el primer día. En ese caso, Paco habría podido despedir a Porfirio cuando lo hubiera necesitado de verdad mediante un despido objetivo, más barato que el improcedente. Además se habría ahorrado cotizaciones e incluso podría haber tenido derecho a alguna bonificación por contratación indefinida. Brillantísimo servicio el de las "asesorías Pepe".

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