El cuento del “coste de empresa”.

En el año 2014, el gobierno de M.Rajoy ordenó que las empresas pusieran en la nómina de cada trabajador las cotizaciones a la Seguridad Social que paga la empresa, ya que hasta entonces solo era obligatorio poner las cotizaciones que paga el trabajador. Es evidente que el objetivo de esta medida era presentar las cotizaciones como algo que dificulta la contratación, eleva el desempleo y que habría que quitar o reducir. Así que vamos a divertirnos un rato desmontando este cuento del “coste de empresa”.

Seguramente que sea necesario empezar explicando que cuando existe una relación laboral entre una empresa o empleador y un trabajador, es obligatorio pagar cotizaciones a la SS, que son un porcentaje de su salario. Una parte la paga la empresa y otra parte la paga el trabajador y ambas las deberíais tener indicadas en las nóminas. La parte que paga el trabajador a la SS está dentro del apartado de deducciones o descuentos de la nómina, junto con la retención de IRPF. La parte que paga la empresa a la SS está al final de la nómina, a veces en la segunda página, y en muchos casos tienen el descaro de llamarla “coste de empresa”, como si te estuvieran haciendo un favor.

Los empresaurios y los políticos de derechas incluso llaman “impuesto al trabajo” a las cotizaciones, porque son un coste obligatorio que solo se paga cuando se contrata a un trabajador. Pero entonces también son impuestos al trabajo el coste del local de la empresa, el coste de las herramientas de trabajo, el coste de la electricidad y de otros suministros, el coste de los servicios profesionales que contraten… Esos costes no se tendrían o serían muy inferiores si la empresa no contratara personal o contratara menos personal, porque no haría falta tanto sitio para meter a los empleados, no harían falta tantos medios de trabajo, no gastarían tanta electricidad y las “asesorías Pepe” cobrarían menos porque no tendrían que hacer tanto papeleo. Los países comunistas están llenos de impuestos al trabajo, o algo así… Por ejemplo, si un trabajador usa un coche de empresa, esta paga la gasolina con su impuesto especial y también paga el IVA de todos los gastos del coche… Por tanto ¿qué son los gastos de los coches de empresa? Exacto: son impuestos al trabajo porque lo dice ese de la gomina mientras se toma un carajillo de ron en el bar. ¿Qué es el coste de la electricidad? Exacto: otro impuesto al trabajo; camarero, otro chupito…

El coste mínimo de contratar un trabajador a jornada completa es de algo más de 1.700€ mensuales con las pagas extras incluidas, sumando el salario mínimo y sus cotizaciones. ¿Y qué? Eso no quiere decir que haya que bajar las cotizaciones ni los salarios para que haya empresaurios que puedan contratar a trabajadores por un coste mensual de 1.000€. Si un empresario no tiene 1.700€ al mes para contratar a una persona a jornada completa, el problema es que ese empresario no tiene un negocio suficientemente rentable. No olvidemos que contratar a alguien a jornada completa significa tener a esa persona a su disposición todos y cada uno de los días laborales del año. Esa persona digamos que poco más o menos que va a vivir para hacerle ganar dinero a la empresa, va a pasar mucho más tiempo trabajando que con su familia, etc. etc. Por definición, contratar a un trabajador tiene que ser o tendría que ser no solo caro, sino lo más caro, porque ese trabajador verá restringida su libertad a cambio de cobrar un salario.

Si hablamos del “coste de empresa” por contratar, también habrá que hablar del “coste del trabajador” por trabajar. A ver si los listillos pretenden que las empresas son las únicas que tienen costes o “impuestos” por el trabajo. El trabajador soporta los costes del transporte diario a su centro de trabajo, que son muy elevados en las ciudades grandes y no tan grandes. No solo la gasolina, sino el mismo hecho de tener coche para poder ir a trabajar y el coste de mantenerlo. No solo los costes económicos del transporte, sino también los costes del tiempo de transporte, porque recordemos que el tiempo destinado a ir y volver del centro de trabajo está fuera de la jornada laboral. Muchos trabajadores también tienen costes de guarderías, academias, cuidadores o centros de día cuando tienen hijos pequeños y/o personas dependientes a su cargo.

Incluso hay empresaurios que dicen que las cotizaciones son un “impuesto al trabajo”, pero los otros gastos no, porque por el pago de las cotizaciones no reciben nada a cambio. Pero se “olvidan” que son esas cotizaciones se pagan todas las prestaciones de la SS, de las cuales los empresaurios reciben muchos beneficios. Para empezar, los padres y familiares discapacitados, jubilados o desempleados del empresaurio cobran las correspondientes prestaciones. Los mismos empresaurios también cobran personalmente sus prestaciones de jubilación, de baja médica, de paternidad, de maternidad e incluso “el paro” o prestación por cese de actividad. ¿Sabéis con qué dinero? Pues con el que pagan las empresas y trabajadores por las cotizaciones. ¡¡Chorprecha!! No son tus cotizaciones ni mis cotizaciones ni las cotizaciones de la empresa de Pepe ni las cotizaciones de la empresa de Manolo. Son las cotizaciones de todos en general. En resumen, lo que dicen realmente estos empresaurios es que los ancianos, los parados y los enfermos son un impuesto al trabajo. Eso tiene un nombre.

Para finalizar, no vamos a perder la oportunidad de acordarnos de los trabajadores de derechas que realmente se creen que las empresas les iban a dar a ellos el dinero que se ahorraran si les bajaran las cotizaciones empresariales a la SS. Claro que sí, igual que os suben el sueldo el mismo día y en el mismo porcentaje en que ellos suben sus precios y/o reducen sus costes.

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