Quizá podríamos llamarlos trabajadores “hiperresponsables”, porque superan la responsabilidad máxima que les corresponde y asumen responsabilidades o competencias que no son suyas. La responsable del servicio que se de a los clientes es únicamente la empresa, no el trabajador. Aunque sea el trabajador quien ejecute personalmente un servicio, lo ejecuta “por delegación” de la empresa. El cliente contrata a la empresa, no al trabajador, por lo que quien le da el servicio es la empresa y no el trabajador.
Esto es lo que se conoce legalmente como principio de ajenidad, porque la ajenidad es la principal característica de una relación laboral, junto con el pago y la dependencia. Hay ajenidad porque el Estatuto de los Trabajadores define que las relaciones laborales son “por cuenta ajena”. Esto quiere decir que el trabajador es ajeno a los beneficios de la empresa, de la misma forma que es ajeno a las responsabilidades y problemas de la empresa, porque no es un socio del empresario sino un empleado del empresario. El empresario emplea o utiliza al trabajador para hacer lo que el empresario quiere, igual que utiliza un ordenador, un vehículo, la electricidad o cualquier otra herramienta o suministro. Por eso se llama “empleado”, que es un término mucho más preciso que “trabajador”, ya que un autónomo también es un trabajador pero no es un empleado.
Por este principio de ajenidad es la empresa la que responde de los perjuicios causados a terceros por sus trabajadores en el servicio en que los tengan empleados, o con ocasión de sus funciones. No es el empleado quien responde ante los clientes ni ante la Administración. Si el empleado cometiera fallos en su trabajo, la empresa respondería ante el cliente o Administración, aunque luego el trabajador respondiera ante la empresa en forma de posible sanción de empleo y sueldo o incluso despido disciplinario. Por tanto, en el peor de los casos el trabajador sería despedido sin indemnización pero con paro, o bien tendría una sanción de X días de sueldo pero también dejando de trabajar esos X días. No existe legalmente la sanción económica sin dejar de trabajar, porque sería una multa económica prohibida expresamente por el ET.
Curiosamente, estos trabajadores comienzan a preocuparse del incumplimiento de las normas laborales que a ellos les atañen solo después de que la empresa no les haga caso en sus quejas respecto a temas no laborales. Su hiperresponsabilidad produce que hasta cierto punto asuman o soporten que tengan que hacer funciones superiores y/o horas extras que no les paguen, con tal de no darle un mal servicio al cliente o de cumplir con alguna norma administrativa. Solo cuando se dan por vencidos en sus quejas sobre negligencias de la empresa es cuando deciden que ya no van a pasar ni una de lo suyo y lo van a reclamar todo.
Sin embargo, estos trabajadores muchas veces olvidan que para reclamar lo suyo y dejar de hacer chapuzas por culpa de la empresa no hace falta presentar la baja voluntaria, porque eso es renunciar a cobrar la indemnización y también el paro. Existe la alternativa del “si no te gusta me despides”, que supone cobrar el paro y puede que también la indemnización.
De esto puedo hablar largo y tendido porque lo he vivido. El error en que se suele caer de novato (me incluyo) es pensar que si no te responsabilizas no vales, no vas a ascender, etc. Y más en una época en la que "en la puerta había cincuenta para quitarme el sitio".
ResponderEliminarHoy día eso ya no pasa -y hasta pasa al revés, empieza a haber empresas diciendo "cuidamos de nuestra plantilla (porque no tenemos otra y como se vayan estamos jorobados)". Pero eso da para discusión aparte.
Volviendo al tema, muchos hemos caído en el bloqueo mental de "no puede ser, no me creo que la dirección sea tan estúpida de no ver que nos estamos metiendo en un marrón". Pues pasa, y con demasiada frecuencia. Para muestra un botón: en un antiguo trabajo un día el director vino a echarme la bronca porque los diseños que tenía no coincidían con el resultado que se entregó. ¿Qué había pasado? Que el diseñador los cambió después de la entrega, y su responsable no estaba versionando ni separando nada. Los diseños que tenían que venir para siguientes etapas, los actuales, los pasados... Para qué esforzarse si con una carpeta "pa tó" ya nos vale. Pero quedaba el historial, y ahí quedaba claro que esos diseños se cambiaron después de la entrega. No esperaba disculpas por parte de este señor, pero tampoco hubo un toque de atención al responsable de diseño. Esta persona sólo se fue a la calle después de quemar más de un millón de euros de inversión privada, y de acabar perdiendo a casi todo el equipo por renuncias. Al director general se le avisó más de una vez que así no se podía trabajar y que o había cambios o habría renuncias. Como los cornudos, este director fue el último en enterarse de la realidad.
Con cosas así uno aprende por la vía dura que cubrir errores que no son los tuyos se acaba volviendo en tu contra. No te lo van a agradecer, lo van a tomar como algo normal, e incluso el "encargao" de turno se va a crecer. Y al final cuando estalla la bola de mierda, todo el mundo cabreado y nadie tiene lo que quería. Ni hay producto entregado, ni hay bonus para nadie, y a veces al final hasta ni hay empresa.
Lo que funciona mejor es... dejar que el Avionetti de turno se estrelle con sus ideas de bombero. ¿Que ese incompetente va a hundir la empresa? No le vas a convencer con buenas palabras, y si la empresa se va a estrellar igual es mejor dejar que pase. "Curiosamente", siempre, siempre que me he encogido de hombros y no he hecho más de lo debido, al final no me ha pasado absolutamente nada. Incluso he tenido tiempo de dimitir cuando veía que en el sitio en cuestión no había futuro.
"No te sobreimpliques", frase que me dijeron en mi segundo año de trabajo, y quien me lo dijo tenía toda la razón. Si la empresa tiene que caer va a caer igual. Si el empresario ve que o se esfuerza más o tiene que bajar la persiana, él mismo ya hará lo necesario. Porque bien que las empresas contratan rápido cuando ven que les faltan manos.
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ResponderEliminarDos artículos esta semana, empezáis con ganas el año, Laboro :)
ResponderEliminarDe jóvenes, bien por idealismo, bien por soberbia, bien por una mezcla de ambas, hay quienes pensamos cambiar EL MUNDO para bien. Sí, sí, todo el “freaking system”. El mundo nos necesita. Con los años llega la hostia de realidad. Aunque algunos idealistas y/o soberbios recalcitrantes no se curan: son hiperresponsables crónicos.
También —como ha apuntado Víctor en su comentario— puede haber en ese cóctel de hiperresponsabilidad baja autoestima del trabajador y competencia entre trabajadores que tiran las condiciones y derechos laborales (“dumping” laboral).
Sea como sea, lo que NUNCA falla es que hay empresaUrios parásitos que no tienen remilgos en aprovecharse de esas debilidades o vulnerabilidades de ciertas o muchas personas, en especial las jóvenes.