En este nuevo artículo publicado en Laboro vamos a hablar de las facturas falsas, que quizá sea el método más habitual por el que los empresaurios sacan el dinero de sus empresas.
Entenderemos por factura falsa aquella que una empresa A emite a otra empresa B por un servicio inexistente. Hay muchos tipos de falsedades pero los trabajadores tienden a pensar en los típicos casos de las películas: billetes falsos, carnets falsos, cuadros falsos... es decir documentos u objetos que simulan ser auténticos pero que no han sido emitidos o fabricados por su verdadero "autor". No es el caso de las facturas falsas, que son "auténticas" desde el punto de vista que es verdad que la factura ha sido emitida y cobraba por la empresa A y también es verdad que ha sido recibida y pagada por la empresa B. Es decir que la factura existe realmente y la hizo realmente la empresa A, no es un cuadro falso de Dalí. Lo que es falso en las facturas falsas es el concepto que figura en la factura, es decir que no existe el servicio que se supone que la empresa A prestó a la empresa B o bien existe pero el precio es desproporcionado. Digamos que sería como un DNI auténtico a nombre de Fulanito Pérez pero esta persona no existiera.
El objetivo de la emisión de facturas falsas es que el dinero que se paga por ella cambie de empresa. Si una empresa B paga una factura 10.000€ a otra empresa A, es evidente que esos 10.000€ han pasado de B a A. Eso puede tener muchas utilidades, principalmente fiscales y laborales. Desde el punto de vista laboral, que es el que os interesa a los trabajadores, es obvio que si el dinero pasa de B a A entonces B puede tener más fácil justificar un despido objetivo por causas económicas o una insolvencia o incluso un concurso de acreedores. En resumen, sacar el dinero de B y pasarlo a A
puede servir para que B despida y/o no pague a sus trabajadores.
Una factura falsa típica podría ser la que se emitiera por un servicio de consultoría informática, pero sin que existieran documentos que probaran cuál fue exactamente el servicio solicitado ni menos aún el proporcionado, o existieran pero de un nivel técnico muy bajo. También podría ser falsa porque se hubiera pagado un precio completamente desproporcionado y fuera de mercado por ese supuesto servicio. O podrían darse los dos elementos, es decir servicio inexistente y precio altísimo. Otro elemento típico de las facturas falsas es que se repiten, es decir que A le emite facturas falsas a B cada cierto tiempo e incluso regularmente, por ejemplo cada mes o cada trimestre, para que A le vaya sacando el dinero a B poco a poco.
Quizá estéis pensando que esto de las facturas falsas solo puede suceder en las grandes empresas, que usan la ingeniería fiscal, los paraísos fiscales... pero de eso nada. Manolo el del bar y Paco el del taller lo podrían hacer si quisieran muy fácilmente. Por ejemplo, Manolo el del bar no crea una sola empresa sino que crea dos: una empresa B de hostelería y una empresa A de catering. Con la empresa B monta el bar, contrata al personal y lo paga todo: la luz, el alquiler del local, los proveedores... Si el bar fuera bien, la empresa B tendría beneficios, por ejemplo de 30.000€ en un trimestre. Pero entonces la empresa A le podría meter una factura de 30.000€ a la empresa B por un supuesto servicio de catering y dejarla a cero o incluso en "números rojos". De esta forma, en un momento determinado Manolo podría cerrar la empresa B dejando una deuda impagada a sus proveedores y a sus trabajadores. Es decir que sencillamente todos los beneficios de B habrían pasado a A y Manolo como persona física ya sacará el dinero de A mediante su propio salario, dividendos, préstamos...
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Ostras, esto de las facturas falsas lo vi yo en la primera empresa contra la que tuve juicio. Eran a nivel de marca comercial una sola empresa, pero luego a nivel de registro con CIF había 5 empresas detrás de esa marca, y no había grupo empresarial. Para quienes se encuentren en esta situación, buscando en internet el nombre del empresaurio con sus dos apellidos (Si no te lo sabes, mira en tu contrato) es relativamente fácil dar con todas las empresas registradas a su nombre o al de familiares cercanos, hay que anotar bien los nombres y los CIF de todas esas empresas, aún cuando no se tenga constancia de que se facturen servicios entre ellas, por si acaso. Un buen abogado puede hacer virguerías solo con tener la lista completa de empresas A, B, X, Z del empresaurio de turno.
ResponderEliminarHay un pequeño error en el artículo que puede confundir un poco. "Pero entonces la empresa B le podría meter una factural de 30 mil euros a la empresa A y dejarla a cero" Sería al reves según el ejemplo. B es el bar y A catering.
ResponderEliminarGracias. Corregido.
EliminarEsto es mas habitual de lo que parece... grupos de empresa que concursan por ejemplo en contratas publicas, con diferentes nombres pero indagando son el mismo grupo de inversores, o administradores o conexiones con otras empresas.. Luego pides los balances de cuentas y resultados, y te vas encontrando estas cosas de "ingenieria Fiscal"... pero hay contables muy majos y buenos que, si les llevas las cuentas anuales de la empresa en cuestión te las rebana enseguida! Buen articulo laboro! ya tengo el ultimo libro y todo, mira que te sigo desde 2012...
ResponderEliminarSe me queda un poco "cojo" el artículo, porque al final (en mi opinión) no se aclara qué opciones le quedan al trabajador de B al que no le pagan. Creo que tenéis otro (muy buen) artículo al que podríais enlazar, en el que aclaráis que si tu empresa B no te paga, pero el empresaurio de turno ha movido la pasta a su otra empresa A, el trabajador de B puede demandar a A y B ese dinerito que el empresaurio se quiere ahorrar.
ResponderEliminarLo bueno (o malo segun se mire) de estos "grupos de empresas" de tres al cuarto, es que tienen tan poca seriedad y son tan chapuceras, que cualquier empleado un poco espabilado puede llevarse copias de facturas falsas a su casa, simplemente buscando encima de las mesas o en la red informatica.
ResponderEliminarYo me he llevado hasta copias de sentencias judiciales, mientras se pensaban que era tontito y no me enteraba de nada.