¿Por qué los trabajadores no piensan como los empresarios?

Supongamos que un empresario de la construcción buscara fontanero o albañil, con contrato temporal de solo 15 días, jornada semanal de 50h, dijera lo que dijera el convenio, y salario de 1.000€ por esos 15 días. Algunos ya habréis pensado que sería un salario bastante bueno para un fontanero o albañil. Todos sabéis que al empresario le lloverían los candidatos, por lo que perfectamente podría añadir el requisito de ser "autónomo", es decir falso autónomo, al que le pagaría 1.000€+IVA. Aún en esas condiciones, seguramente que al empresario no le faltarían candidatos.

Ahora supongamos que tú conocieras a un fontanero o albañil en paro y le ofrecieras hacer algún tipo de obra en tu vivienda que requiriera 100h de trabajo durante dos semanas, pero que solo le pagarías 1.000€ en mano, sin factura. Esa 2ª oferta del no empresario sería hasta "mejor" que la 1ª oferta del empresario, porque sería dinero negro que el fontanero o albañil no tendría que declarar. ¿Tú crees que el fontanero aceptaría tu 2ª oferta? Todos sabéis que en la mayoría de los casos no la aceptaría ni de broma, por mucha falta de trabajo que tuviera. Obviamente habría casos en los que aceptarían las dos ofertas. Incluso habría casos en los que no aceptarían ninguna de las dos ofertas. Pero parece indiscutible que el caso más común sería el del fontanero que aceptaría la 1ª oferta pero no la 2ª.

Es obvio que la única diferencia entre las dos ofertas es quién la hace. La 1ª la hace un empresario y la 2ª no. Por tanto, si el fontanero acepta la 1ª oferta pero no la 2ª es única y exclusivamente porque la 1ª la hace un empresario y la 2ª no. Es una forma de actuar muy común entre los trabajadores. El razonamiento que lleva a aceptar la oferta del empresario es que si no otro la aceptaría. El razonamiento que lleva a rechazar la oferta del no empresario es que los demás tampoco la aceptarían. Es decir que en ambos casos es exactamente el mismo "razonamiento", que consiste en pensar qué harían los otros y hacer lo mismo. El fontanero no intenta calcular sí el precio que le ofrecen por su trabajo es correcto sino que intenta calcular lo que harían la mayoría de los demás fontaneros. La mayoría no decidiría por el contenido de la oferta sino por la identidad del ofertante y por tanto nuestro fontanero haría exactamente lo mismo. Es más, el fontanero no vería contradictorio aceptar la 1ª oferta pero no la 2ª porque para él la contradicción no es actuar contra la lógica sino actuar contra la mayoría. ¿Ha hecho lo que todo el mundo? Pues entonces él piensa que ha hecho lo correcto y que si al final no lo fuera no sería por culpa suya.

Por tanto, al menos en algunos casos no estamos ante un problema de explotación laboral, de falta de legislación laboral que proteja al trabajador, ni de falta de inspectores de trabajo ni nada de eso, sino ante un problema psicológico, por así decirlo. Mejor dicho, ante un problema de adoctrinamiento colectivo, que conduce a que los trabajadores razones de una forma y los empresarios de otra. El fontanero aceptaría la 1ª oferta del empresario porque en ese momento estaría pensando como trabajador. Pero la 2ª oferta no la aceptaría porque en ese momento estaría pensando como empresario. Aunque en el 2º caso no tuviera trabajo en ese momento. En el primer caso el trabajador no piensa qué tira por tierra el precio de su trabajo, pero en el 2º caso sí que lo piensa. En el primer caso el trabajador piensa que haría el tonto si rechazara el trabajo y otro lo aceptara, pero en el 2º caso piensa que sería el otro trabajador que lo aceptara quien haría el tonto. Piensa de formas distinta en ambos casos cuando parece evidente que tendría que pensar de la misma forma.

Una de las cosas más importantes que cualquiera debería aprender es a hacerse valer. Quien no sepa hacerse valer no será tampoco por culpa de sus maestros del colegio, que esa sería la segunda excusa favorita después de la de "lo hace todo el mundo". Quien no sepa hacerse valer será un explotado todos y cada uno de los días de su vida laboral por mucha formación y experiencia que tenga. Si tú no te haces valer, nadie lo hará por ti. Ni aunque quisiera, porque sería imposible. ¿Cómo podría nadie hacer valer a otra persona que no se hiciera valer a sí misma? Imposible por definición. Batman se ha jubilado y Spiderman está de baja. Tú verás lo que haces cuando lleguen los malos.

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