Camarera rumana cobra casi 1.300 horas extras ilegales mediante grabaciones ocultas.

Hoy vamos a comentar el caso de una camarera que además es rumana, dato importante por lo que luego se verá. El caso era típico en la hostelería españistana: camarera con jornada habitual de 72h semanales (12h al día, 6 días a la semana). Pero la camarera rumana tenía y tiene un marido rumano que se puso a leer el convenio en vez de ver el fútbol y no le cuadraba lo que cobraba su mujer con las tablas salariales del convenio, así que hizo una consulta a Laboro.

Se le informó de que en su convenio provincial de hostelería hay diferentes salarios según la categoría y tipo de establecimiento, que su mujer estaba cobrando como si trabajara en un restaurante "independiente" pero realmente trabajaba en el restaurante de un hotel y por ello le debían dinero de diferencias salariales. Diferencias que podrían reclamar de los últimos 12 meses junto con el 10% de intereses y, opcionalmente, solicitar también la extinción voluntaria indemnizada de contrato por impagos graves. Es decir, irse de la empresa por propia voluntad y cobrando la deuda, los intereses, la indemnización y el paro. Pero que para reclamar el pago de las horas extras de los últimos 12 meses y sus correspondientes intereses, tendrían que tener alguna prueba de que su jornada habitual era de 72h semanales. En resumen, la camarera rumana trabajaba 72h semanales cobrando solo 40h y además por debajo de convenio.

Según cuenta el matrimonio, con esta información se fueron al sindicato al que la camarera estaba afiliada para que pusieran la demanda por las diferencias salariales, ya que de las horas extras aún no tenían pruebas; pero alguien del sindicato les dijo que las nóminas estaban bien y que no les debían dinero. Si les hubieran dicho que estaban mal entonces quizá ese alguien hubiera tenido que hacer la cuenta para calcular cuánto le debían de diferencias salariales, luego quizá otro alguien del sindicato habría tenido que redactar la solicitud de acto de conciliación, luego acudir a dicho acto, luego redactar la demanda, luego ir a juicio habiéndose estudiado el convenio, que no es tan sencillo como otros, luego puede que hubiera tenido que redactar recursos... un montón de trabajo. Pero como decían que estaban bien no tenían que hacer nada, la camarera seguía pagando la cuota de afiliación y esos álguienes seguían cobrando.

Tras todo esto, la camarera rumana se hartó y mandó un burofax a la empresa con el que comunicó que no haría más horas extras ilegales y libraría los 2d semanales indicados en el convenio. Tanto si le gustaba al empresaurio como si no, porque no estaba solicitando si no comunicando. Como cuando la empresa te comunica que te despide tanto si te gusta como si no, pero al revés. Todo el mundo dice que una cosa así "no se puede" hacer porque entonces te despiden. Pero no solo se puede sino que en algunos casos hasta podría ser conveniente mandarle un burofax a la empresa si el trabajador tuviera pensado iniciar posteriormente las denuncias y demandas. Hay que recordar que no solo son nulos los despidos a consecuencia de una demanda o denuncia, sino que también son nulos los despidos a consecuencia de una simple reclamación previa a la empresa, cuando se pueda entender como el primer paso antes de las demandas o denuncias.

Al enviar el burofax, la camarera rumana le dio totalmente la vuelta a la tortilla y cogió la sartén por el mango. Si la empresa la despedía, se exponía a demanda y sentencia de despido nulo por violación de derechos fundamentales: readmisión obligatoria, pago y cotización de salarios de tramitación e indemnización adicional por daños y perjuicios. Además de que el despido incluso podría haberse interpretado como un indicio de que era verdad que estaba trabajando 72h semanales porque si no a ver por qué la despedían. Así que sencillamente la empresa no hizo nada, es decir que la empresa tragó con que la trabajadora dejara de hacer las horas extras ilegales y librara los 2d, porque no le quedaba otra.

Tras el burofax, la camarera rumana empezó a ir a trabajar cada día con un "cacharrito" de grabar en el bolsillo, algo más pequeño que un mechero, porque el matrimonio intuyó que después del burofax el empresaurio iría a buscar a la mujer para hablar con ella y en la conversación podría reconocer las ilegalidades y sobre todo reconocer la jornada habitual de 72h semanales. Eso fue exactamente lo que sucedió y esa fue la clave que posteriormente les permitió ganar la demanda en lo que respecta a las horas extras.

El matrimonio cuenta que tras tener las grabaciones se pusieron a buscar un abogado fuera del sindicato, pero a los que se dirigían no querían el caso, no contestaban, les decían que no lo veían claro, no sabían la diferencia entre horas extras habituales y ocasionales... Cuentan que tardaron meses en encontrar a uno que aceptara reclamar pero pidiendo lo que ellos querían y no solo lo que él quisiera dentro de lo que supiera.

Mientras tanto, la camarera rumana fue presentando personalmente varias denuncias ante Inspección de Trabajo que no resultaron ser eficaces. Incluso grabó también las reuniones con el Inspector y la empresa. Cabe recordar que no pone en ningún sitio que el trabajador no pueda grabar sus conversaciones con un Inspector o con un médico de la mutua.

La camarera inició el proceso de demanda judicial con ese abogado. Pidió las horas extras, las diferencias con el salario de camarera de hotel y la extinción voluntaria indemnizada. Ganó la demanda en lo que respecta a las horas extras gracias a las grabaciones. Le pagaron nada menos que casi 1.300h extras realizadas en menos de un año, porque las había dejado de hacer después de mandar el burofax. Podéis buscar con una lupa bien grande una sentencia en la cual paguen más horas extras a un trabajador; ahí queda el desafío. No le dieron la extinción voluntaria porque a fecha de demanda ya no había motivo para ella, al haber dejado de hacer las horas extras ilegales. Lo malo es que no le dieron las diferencias salariales por falta de pruebas, no porque no tuviera derecho a las mismas. Como es obvio, las cosas no se prueban solas y si las empresas son diferentes teóricamente hay que molestarse en buscar indicios de que forman un grupo de empresas a efectos laborales, lo que puede ser bastante trabajo.

Tras ganar la demanda, la camarera rumana presentó personalmente una nueva denuncia ante Inspección para que la empresa pagara la cotización de esas horas extras y la sanción correspondiente, porque ya tenían la sentencia firme que lo establecía como hecho probado. Quizá puedas contar con los dedos de una oreja los trabajadores que después de ganar una demanda de cantidades, ponen la denuncia para que la empresa pague también las cotizaciones y las sanciones.

El matrimonio cuenta que, tras ganar el juicio, sus compañeros le dieron la espalda y la dejaron de hablar incluso por la calle, salvo uno o dos trabajadores al principio, que luego se quedó en solo una que le sigue hablando cuando la ve por la calle, por lo que la camarera rumana tuvo que ir a urgencias con una crisis de ansiedad y le dieron la baja. Esos compañeros quizá opinen que los rumanos vienen aquí a robar y las rumanas a operarse las tetas, les quitan el trabajo a los españoles y el coletas les da subvenciones pero no los acoge en su casa con piscina... no como los gloriosos empresaurios españistanos de la hostelería, que no defraudan a Hacienda, no roban salario a sus trabajadores, no se operan las tetas, solo contratan españoles, no cobran subvenciones y en sus casas con piscina acogen a los toreros, cazadores y sacerdotes pobres. Recordemos que uno de los objetivos vitales principales de un padefo no es asegurarse de estar bien en su trabajo sino asegurarse de que nadie de su misma categoría laboral esté mejor que él, porque su vida es menos de mierda cuando es una mierda compartida.

Tras estar casi un año de baja, la camarera rumana se reincorporó a su puesto. El matrimonio cuenta que la empresa la recibió poniéndola a trabajar apartada de sus compañeros e incluso haciéndola firmar hojas de registro de jornada diferentes de las de sus compañeros, haciéndola comer separada de los demás, no enseñándole a manejar los nuevos aparatos que había comprado la empresa... Cuentan que los compañeros se reían de ella prácticamente en su cara. La camarera rumana presentó nuevas denuncias ante Inspección por estos hechos.

La empresa quizá vio que el asunto seguiría y que a la próxima podrían tener menos suerte. Podrían haber nuevas demandas y es difícil acosar sin dejar pruebas a quien no solo no se deja acosar sino que además te está grabando cuando lo haces. Sobre todo, podría ser muy mal ejemplo para el rebaño que una trabajadora siguiera sin hacer las horas extras y encima habiendo cobrado las ya realizadas por las malas sin ser despedida. Por lo que la empresa le hizo una oferta de despido y la camarera rumana la aceptó. Es decir que le regalaron la extinción indemnizada que ella quería desde el principio y había pedido en la demanda pero perdido en la sentencia. Lo que quizá no sabía la empresa era que aceptar una oferta de despido no supone que el trabajador renuncie a las denuncias que ya haya puesto ante Inspección y menos aún que renuncie a las que pueda poner en el futuro. Para darse cuenta de eso hay que saber que no es lo mismo una denuncia que una demanda. Una demanda es pedir para ti y a eso puedes renunciar. Pero una denuncia es pedir que se cumpla la Ley en interés general aunque un beneficiado puedas ser tú. Una denuncia es "chivarse" a Inspección y entonces ésta actúa, por lo que el denunciante no puede "quitar" una denuncia ni renunciar a que la Inspección actúe, porque lo haría igualmente si le diera la gana según sus propias decisiones.

El matrimonio cuenta que tras el despido volvieron al mismo sindicato a decir que el resto de empleados seguían trabajando 72h y cobrando por debajo del convenio y a pedir que el sindicato demandara a la empresa mediante conflicto colectivo; pero que les dijeron que no porque los otros trabajadores no querían y porque a lo mejor después los echarían. Por lo visto debe ser un sindicato que solo defiende a los trabajadores cuando todos quieren en una especie de referendum y cuando no hay peligro de que los echen. Seguro que no se negaron porque fuera trabajo, ni porque se pudieran beneficiar los trabajadores no afiliados, ni porque los afiliados seguirían pagando igual aunque no hubiera demanda.

El refranero castellano dice que quien ríe el último ríe mejor y que no se ríe quien quiere sino quien puede. Este caso es un ejemplo extraordinario, sobre todo del 2º refrán:

  • En este caso los únicos que pueden reírse son la camarera rumana, su marido y el empresaurio, pero no esos "compañeros" de trabajo.
  • La camarera se rió del empresaurio desde el día del burofax. La mayor humillación para un empresaurio es que un trabajador se pase por ahí sus órdenes con el conocimiento de toda la plantilla y encima le demande, le saque el dinero y salga de la empresa y de su control; sin olvidar que antes estuvo casi un año de baja y ahora estará cobrando el paro.
  • Lo que el empresaurio le ha pagado a la camarera rumana se lo ha cobrado él antes al resto de la plantilla con las horas extras ilegales. Por tanto, la camarera en este caso se ríe de todos o casi todos sus "compañeros" y no al revés.

Que la camarera sea rumana tiene mucha importancia como ejemplo para los trabajadores españoles, camareros o no. Todos sabéis que ciertos colectivos de inmigrantes están muy desprotegidos. No conocen bien el idioma, no conocen las normas laborales básicas, a veces no tienen ni "papeles", no tienen dinero y sobre todo hay muy pocos sectores en los que los quieran contratar. La construcción, la hostelería, la seguridad, el campo y pocos más. Por lo que a la hora de demandar a la empresa en la que trabajan se supone que se lo tendrían que pensar porque podrían tener mucho más que perder que los españoles. Precisamente por eso los contratan en los sectores donde más se incumple la legislación laboral. Sin embargo, esta camarera no solo demandó sino que además llevó el asunto de una forma digamos que especial y sabiendo en todo momento lo que hacía. Hizo lo que miles de personas, incluidos algunos "profesionales", dicen que no se puede hacer porque te despiden, porque los jueces están comprados, porque siempre pierdes...

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