Qué pasa cuando el contrato no es lo pactado.

Es frecuentísimo el caso del trabajador que comienza un nuevo empleo pactando unas condiciones verbalmente, pero después de empezar a trabajar le dan a firmar un contrato con condiciones peores que las pactadas. Los empresaurios y sus “asesorías Pepe” utilizan mucho este truco, más burdo que los montajes del Ferreras, para “captar” al trabajador pensando que una vez que haya comenzado a trabajar solo tendrá la posibilidad de o bien firmar ese contrato peor o bien la “baja voluntaria” sin derecho a paro. Si no quisiera hacer ni una cosa ni la otra, piensan que le podrían echar gratis por no pasar el periodo de prueba. Pero todo eso es mentira.

Mejor dicho, no es que sea mentira, sino que es una prueba más de la ignorancia extrema de la legalidad básica por parte de Manolo el del bar, Paco el del taller y sobre todo Pepe el de la asesoría; al que en el fondo le da lo mismo porque sus fallos los pagan sus clientes, no él. Realmente todos estos se creen que las dos únicas opciones del trabajador son o firmar o irse y por eso emplean el truco. Son como los que dicen que la Tierra es plana o que los trabajadores pagan el 54% de impuestos… no es que mientan, es que no tienen ni p… idea de lo que hablan.

Los elementos típicos que pueden ser peores en el contrato escrito que los pactados verbalmente son que el salario sea peor, que el horario sea peor, que la clasificación profesional sea peor, que el lugar de trabajo o las funciones no sean las pactadas… En el caso de los trabajadores que más cobran, también es típico que pretendan introducir que una parte del salario sea una compensación por no competencia postcontractual y/o por dedicación exclusiva. Da lo mismo porque el caso es que si consideráis necesario y conveniente no firmar el contrato, pues no lo firmáis y ya está. Por eso es un contrato, que por definición es un acuerdo que o se acuerda o no se acuerda, pero no existen los contratos de firma obligatoria por la misma razón que no existen los círculos cuadrados. Acuerdo verbal ya tenéis uno, por lo que es problema de la empresa que no quiera poner por escrito ese mismo acuerdo verbal. No es problema de vosotros porque ya estáis trabajando con alta en la SS y por tanto con contrato verbal igual de válido que el escrito. Además el contrato verbal es legalmente favorable para el trabajador, no favorable para la empresa como se creen esos ignorantes, porque sus consecuencias son las siguientes:

Por todo ello, una vez llegada la situación en que la empresa ofreciera a firmar un contrato escrito peor que las condiciones pactadas verbalmente, las posibilidades reales del trabajador no solo serían o firmarlo o irse. También tendría la opción de no firmarlo y no irse. La típica situación en la que sería a la empresa la que le tocaría mover ficha, no al trabajador, y “si no te gusta me despides”. Entonces la empresa tendría dos opciones: o echarlo o que siquiera trabajando:

  • Si la empresa le comunicara al trabajador una finalización por no pasar el periodo de prueba, el trabajador podría presentar demanda por despido porque ese periodo de prueba no existiría, precisamente porque no firmó el contrato. O quizá la empresa le despidiera directamente, pero en ambos casos cobraría la indemnización y el paro, si no lo tuviera gastado, porque no habría causa legal de despido disciplinario.
  • Si siguiera trabajando sin contrato sería como indefinido ordinario. Pues estupendo, seguiría cobrando y cotizando a la SS y eso no le impediría presentar demanda de reclamación de cantidad si le pagaran menos de lo pactado verbalmente y/o menos de lo que dijera el convenio.

En situaciones así no solo tenéis que tener cuidado con los contratos que establezcan claramente unas condiciones peores que las pactadas verbalmente. Tenéis que tener más cuidado aún con los contratos que lo hagan pero sin que os deis cuenta. Por ejemplo, los típicos contratos que dicen que algunas condiciones son “según convenio”, especialmente el salario, que depende de la clasificación profesional que diga el contrato. En ese caso, podría pasar que ese salario o esa clasificación profesional fueran peores que las que hubierais pactado verbalmente.

Para probar lo que se hubiera pactado verbalmente, sobre todo el salario superior al convenio, se podrían usar grabaciones ocultas, emails, whatsapps… Los trabajadores listos pactan las condiciones por email o bien graban la conversación antes de empezar a trabajar. Los muy listos incluso firman un precontrato de trabajo. Sobre todo en los casos en los que el trabajador acepta una oferta de mejora de empleo y dimite del empleo anterior. Cuando un empresaurio no quiere ni firmar precontrato ni dejar claro el acuerdo en un email antes de empezar a trabajar es para poder incumplirlo después, con el truco ya explicado de presentar un contrato peor. ¿O es que lo hace por el influjo del tránsito de Neptuno por la constelación de Orión?

Un caso especial sería grabar la discusión o conversación que se planteara después de que os dieran a firmar el contrato y os negarais a hacerlo. La típica discusión en la que se dijera que pactasteis una cosa pero el contrato estableciera otra cosa peor. Una grabación así no solo podría servir para probar que se pactó lo que se pactó, sino también como indicio de que un despido fuera a consecuencia de no haberlo querido firmar; es decir despido por represalia ante una reclamación a la empresa y por tanto despido nulo con readmisión obligatoria.

Para finalizar, recordemos que al igual que tenemos trabajadores listos y muy listos, también tenemos los casos contrarios y muy contrarios. Si señores; trabajadores que no solo empiezan a trabajar sin firmar contrato ni precontrato, sino incluso sin haber pactado nada en concreto verbalmente, o solo de forma muy difusa y por supuesto sin tener prueba de nada. Trabajadores que comienzan a trabajar y esperan ansiosos “a ver cómo es el contrato” y “a ver cómo es la nómina”, porque por supuesto no tienen ni la más remota idea de cómo va a ser ni menos aún de cómo debería ser. Trabajadores de este tipo los hay en número suficiente para llenar el estadio Maracaná de Río de Janeiro y tener que habilitar un campo de refugiados adicional para los que no te quepan. Es como si se fueran de inquilinos a un piso sin firmar el contrato de alquiler, sin haber visto el piso, sin saber el precio y sin saber la duración. No solo es como eso, sino que es exactamente lo mismo que eso. No solo los hay que funcionan de esa forma cuando cogen un empleo estando en el paro, sino que también los hay que hacen eso mismo dejando un empleo anterior más o menos bueno o aceptable.

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